- Salud pública
Porque entre la práctica del deporte y la salud pública hay una relación de causa a efecto, se impone retomar el tema: la hegemonía de Jalisco, con casi dos décadas como el principal ganador de medallas en la Olimpiada Nacional, demuestra que alguno organismos gubernamentales con ingerencia en el ramo, han tenido scouts avezados para detectar potenciales talentos en determinadas disciplinas deportivas, y entrenadores competentes para desarrollar sus facultades… pero no necesariamente es un reflejo de la realidad global que, en esa materia, impera en la entidad.
-II-
El reportaje “Nuevas dinámicas sociales propician el sedentarismo”, publicado hace un par de días en estas páginas, vuelve a poner el dedo en la llaga. La nota destaca que “la realización de alguna actividad física o deportiva, está directamente relacionada con la salud y la felicidad”.
La insistencia de las autoridades educativas y de salud por incentivar la actividad física entre los escolares, obedece a que está plenamente demostrado que el sedentarismo es uno de los principales causales de la obesidad y el sobrepeso, y que estos fenómenos, a su vez, propician la aparición, en edades cada vez más tempranas, de cardiopatías, diabetes y otras enfermedades crónicas o degenerativas cuyos tratamientos son costosos, que afectan considerablemente la calidad de vida y que reducen las expectativas vitales de las personas.
El trabajo periodístico consigna algunas de las causas del sedentarismo: la falta de tiempo y la falta de espacios adecuados. Hacer ejercicio y comer sano no es tan fácil como parece para muchísimas personas. Los niños no juegan en la calle como hacían sus abuelos, porque los peligros de esa práctica se han incrementado exponencialmente. No lo hacen en los parques, en la medida de lo deseable, porque los espacios son insuficientes. No lo hacen en las unidades deportivas porque éstas son escasas, su mantenimiento es casi nulo… y muchas de ellas se han convertido en refugios de vagos, pandilleros, drogadictos y malvivientes.
Los niños, en esas condiciones, están condenados, en la mayoría de los casos, a pasar el tiempo libre frente a una pantalla, atrapados por programas de televisión o videojuegos que muy poco aportan a su desarrollo intelectual y son un freno de mano a su desarrollo físico.
-III-
Por tratarse, en último análisis, de un tema de salud pública, se supone que debería ser prioritario para las autoridades, más que ganar medallas, revertir el círculo vicioso en que la mayoría de los jaliscienses están atrapados.