México
Arquidiócesis llama a ''desatorar'' reformas estructurales
La institución eclesial llama a los nuevos representantes a que se comprometan con el progreso, la justicia y la superación de la pobreza que azota a los mexicanos
CIUDAD DE MÉXICO (26/AGO/2012).- La Arquidiócesis Primada de México, que preside el cardenal Norberto Rivera Carrera, cuestionó la discordia y el encono que caracterizan a la actividad política en México, y exhortó a la nueva legislatura, que entrará en funciones el 1 de septiembre, para que pueda destrabar las reformas estructurales que necesita el país.
En el editorial de su órgano informativo ''Desde la fe'', la institución eclesial advirtió que de continuar la práctica actual de la política mexicana, se irá forjando, "de manera irremediable", una decepción hacia la democracia y seguirá incrementándose el desprecio por los políticos.
Por ello, llamó a que los nuevos representantes, electos en los comicios de julio pasado, vean en su quehacer ''una oportunidad invaluable para desatorar las reformas estructurales que tanto necesita México'', y se comprometan con el progreso, la implantación de la justicia y la superación de la pobreza que azota como un flagelo a más de la mitad de los mexicanos.
Demandó además que ''no cejen en buscar una forma adecuada en combatir al crimen organizado, respetando los derechos humanos y buscando resarcir el tejido social, desgarrado no sólo por la violencia física, sino por la discordia y el encono ideológico y social que no permite la reconciliación, ni la paz, ni el progreso del país''.
En el texto, titulado ''Políticos a la altura'', la Arquidiócesis afirma que ''La sociedad está cansada de la mediocridad parlamentaria, del auto elogio de los gobernantes, del derroche escandaloso, las miles des excusas ante la ineptitud'', y de que no pase nada pese a la evidencia del abuso del poder, ''porque los poderosos saben que cuentan con un manto de impunidad''.
Sostiene que la historia de México parece ''una interminable trama de discordias, confrontaciones y resentimientos'', pues aunque los mexicanos han elegido un sistema democrático para ser representados ''los partidos políticos instrumentalizan nuestro voto para legitimar una lucha encarnizada por el poder y el enriquecimiento, a costa del atraso en el progreso de nuestra patria''.
La institución asegura que los ciudadanos ven con impotencia cómo la mayoría de los integrantes de la clase política ''usa una demagogia con la que pretende engañar a la población, haciéndole creer que lucha por el bien común, cuando en realidad las reformas o cambios que proponen obedecen a intereses de grupos económicos o de poder''.
En esa lucha, afirma, lo que buscan los políticos es salvaguardar e incrementar los privilegios de grupo sin importarles realmente el pueblo, que les confió el gobierno con la única finalidad de alcanzar el progreso y la justicia social.
''El ejercicio de la política no se pueda reducir a una vulgar rebatinga de intereses económicos e ideologías débiles'', advierte, y reconoce que las generalizaciones no son justas pues existen políticos y gobernantes dignos de reconocimiento, pero lamenta que sean los menos.
En el editorial de su órgano informativo ''Desde la fe'', la institución eclesial advirtió que de continuar la práctica actual de la política mexicana, se irá forjando, "de manera irremediable", una decepción hacia la democracia y seguirá incrementándose el desprecio por los políticos.
Por ello, llamó a que los nuevos representantes, electos en los comicios de julio pasado, vean en su quehacer ''una oportunidad invaluable para desatorar las reformas estructurales que tanto necesita México'', y se comprometan con el progreso, la implantación de la justicia y la superación de la pobreza que azota como un flagelo a más de la mitad de los mexicanos.
Demandó además que ''no cejen en buscar una forma adecuada en combatir al crimen organizado, respetando los derechos humanos y buscando resarcir el tejido social, desgarrado no sólo por la violencia física, sino por la discordia y el encono ideológico y social que no permite la reconciliación, ni la paz, ni el progreso del país''.
En el texto, titulado ''Políticos a la altura'', la Arquidiócesis afirma que ''La sociedad está cansada de la mediocridad parlamentaria, del auto elogio de los gobernantes, del derroche escandaloso, las miles des excusas ante la ineptitud'', y de que no pase nada pese a la evidencia del abuso del poder, ''porque los poderosos saben que cuentan con un manto de impunidad''.
Sostiene que la historia de México parece ''una interminable trama de discordias, confrontaciones y resentimientos'', pues aunque los mexicanos han elegido un sistema democrático para ser representados ''los partidos políticos instrumentalizan nuestro voto para legitimar una lucha encarnizada por el poder y el enriquecimiento, a costa del atraso en el progreso de nuestra patria''.
La institución asegura que los ciudadanos ven con impotencia cómo la mayoría de los integrantes de la clase política ''usa una demagogia con la que pretende engañar a la población, haciéndole creer que lucha por el bien común, cuando en realidad las reformas o cambios que proponen obedecen a intereses de grupos económicos o de poder''.
En esa lucha, afirma, lo que buscan los políticos es salvaguardar e incrementar los privilegios de grupo sin importarles realmente el pueblo, que les confió el gobierno con la única finalidad de alcanzar el progreso y la justicia social.
''El ejercicio de la política no se pueda reducir a una vulgar rebatinga de intereses económicos e ideologías débiles'', advierte, y reconoce que las generalizaciones no son justas pues existen políticos y gobernantes dignos de reconocimiento, pero lamenta que sean los menos.
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