Internacional
Central nuclear, en zona altamente sísmica
La planta Hamaoka, situada al sur de Tokio, cuenta con cinco reactores; el Gobierno admite riesgo de terremoto
El centro de visitantes de Hamaoka es como un parque temático nuclear para niños. Un dibujo animado amarillo llamado Yuyu explica a los pequeños que el combustible MOX (que utiliza uranio y plutonio) es un “combustible de ensueño”, al que califica como limpio y reciclable. Hay toboganes y colorines para explicar la fisión del átomo como un juego.
El centro tiene una torre de 17 plantas que ofrece una vista espectacular de la central: sus cinco reactores blancos sobre una enorme duna frente al Pacífico. El primero se conectó a la red en 1976 y los dos primeros ya están en desmantelamiento.
Los responsables de la nuclear, propiedad de Chubu Electric, no esconden que están en una de las peores zonas sísmicas del planeta. Los paneles detallan que allí ha habido al menos cuatro grandes terremotos: de magnitud 8.4 en 1498; de 7.9 en 1605; de 8.4 en 1707, y de 8.4 en 1854. La cadencia es de un terremoto cada 100 o 150 años. Como el último fue hace 157, el mapa oficial del Gobierno japonés sitúa allí la mayor probabilidad de que se registre un gran sísmo en 30 años. La Agencia Meteorológica de Japón afirma que “en la Bahía de Suruga habrá un terremoto de magnitud 8, el terremoto de Tokai”. Los japoneses conocen ese eventual sismo como “el gran Tokai”.
El sistema es discutible y un artículo en Nature de un profesor de la Universidad de Tokio pidió que se eliminara la predicción porque los últimos grandes terremotos, incluido el del 11 de marzo, han tenido el epicentro fuera de las zonas previstas. Aun así, los japoneses, que desde hace más de un mes viven pendientes de Fukushima, se empiezan a preguntar: ¿qué demonios hace ahí una nuclear?
Yukie Tokura, vecina de Kakegawa, a 20 kilómetros de la planta, ironiza: “Bienvenidos a la nuclear situada en el lugar más peligroso del mundo”. Como otros japoneses, esta mujer acaba de adquirir la convicción antinuclear. Esta energía produjo 29% de la electricidad en 2010. Hasta Fukushima nunca le preocupó vivir cerca de los reactores. Tokura, de 44 años y que residió en Londres, no entiende la pasividad de sus vecinos, que apoyan mayoritariamente la planta: “Me manifesté en Inglaterra contra la guerra de Iraq, pero aquí nadie protesta, hay que ir muy poco a poco”. Entre los críticos está Ohisi Kazuo, concejal de un pueblo cercano. “El epicentro del 11 de marzo estaba lejos de Fukushima. ¿Qué ocurriría aquí si el epicentro está justo debajo?”, se pregunta inquieto.
Los japoneses son poco dados a manifestaciones, aunque con Fukushima algo puede estar cambiando. Tokio ha acogido ya dos marchas antinucleares con miles de personas, principalmente jóvenes. Su primer objetivo era Fukushima; el segundo, Hamaoka.
Fukushima ha ayudado como nadie al movimiento antinuclear. Entre los ecologistas corre con sorna una frase: “Fukushima nos ha dejado sin trabajo”. Según una encuesta del diario Asahi, en 2007 sólo 28% de los japoneses estaba en contra de la energía nuclear. La semana pasada el porcentaje ascendía a 41%, según un sondeo del mismo diario.
Los manifestantes han recogido una polémica latente. El sismólogo de la Universidad de Kobe Katsuhiko Ishibashi ya alertó de un desastre tipo dominó, suma de terremoto y accidente nuclear, en Hamaoka. Ishibashi fue miembro del grupo oficial que en 2006 revisó la seguridad nuclear ante riesgo sísmico, pero dimitió con un portazo. En 2007 escribió en The International Herald Tribune un duro artículo: “El Gobierno, junto a las eléctricas y la comunidad académica, ha desarrollado el hábito de infraestimar el riesgo de grandes terremotos”. Añadía que “el riesgo de que ocurriera una pesadilla es especialmente alto en Hamaoka”.
Ishibashi es esquivo con la prensa pero acaba de declarar a dos revistas: “La nube radiactiva podría llegar al área metropolitana de Tokio (a unos 200 kilómetros) y habría que evacuar a más de 10 millones de personas”. El diario Mainichi usó esta semana esa cita en una columna titulada explícitamente “Hamaoka debe ser apagada”.
No fue el único. Kiyoo Mogi, expresidente del comité encargado de prevenir los terremotos, pidió en 2007 la clausura inmediata de Hamaoka. Lo hizo tras el terremoto de 2007, que superó las bases de diseño de la nuclear de Kashiwazaki-Kariwa.
Un responsable asegura que si algo han demostrado Kashiwazaki-Kariwa y Fukushima es que las centrales resisten terremotos incluso superiores a los esperados. En el primer caso hubo un vertido al mar y un incendio, pero menor. En el segundo, alega, el problema no fue el terremoto, sino el tsunami, de 15 metros de alto y que arrastró con los generadores diésel de emergencia, que estaban semienterrados.
Hamaoka está diseñada para soportar un terremoto de 8.5, pero no tiene protección contra tsunamis (está elevada sobre una duna). La eléctrica ha anunciado la construcción de una barrera antimaremoto. La nuclear vive ahora a la sombra de Fukushima, como demuestra su tercer reactor. Este estaba en revisión el 11 de marzo y debía conectarse a la red a final de mes, pero aún sigue parado. Chubu ha retrasado la construcción del sexto reactor allí y ha pospuesto el uso de combustible MOX. Tras Fukushima, Japón revisará su política energética. Hablarán de Hamaoka.
El País
Protesta pacífica
Miles de manifestantes exigen uso de energías renovables
TOKIO.- Miles de personas se manifestaron ayer en el centro de Tokio para exigir el fin de la energía nuclear y un mayor desarrollo de las energías renovables, después del accidente de la central de Fukushima provocado por el sismo y el posterior tsunami.
Con pancartas donde se podía leer "Bye Bye Genpatsu" (Adiós nuclear), los manifestantes desfilaron desde el parque de Yoyogi, en calma y bajo un sol radiante.
“Estamos inquietos. Antes de Fukushima, no pensaba en todo esto, pero ahora hay que reaccionar, hay que hacerlo por nuestros hijos”, explicó Hiroshi Iino, de 43 años, uno de los participantes en la manifestación.
Paralelamente, en otra zona de la capital japonesa, fue celebrada una segunda manifestación, en la que también participaron varios miles de personas para protestar contra la empresa que opera la central de Fukushima Daiichi, TEPCO.
LAS CIFRAS
Zona de miedo
90 millones de personas o más viven a menos de 30 kilómetros de una de las 211 centrales nucleares que existen en el mundo, según un análisis publicado por la revista científica británica Nature.
172 mil personas vivían en un radio de 30 kilómetros en torno a los averiados reactores de Fukushima 1, antes de la evacuación ordenada o recomendada de esta zona.
21 centrales nucleares asiáticas, norteamericanas, alemanas, británicas, belgas o suizas corresponden al menos un millón de personas que viven en un radio de 30 kilómetros. Seis de esas centrales están rodeadas por más de tres millones de personas.
16 millones de estadounidenses —o más—, 9.6 millones de chinos e igual número de alemanes residen a menos de 30 kilómetros de una central nuclear, según los cálculos de Nature en asociación con la universidad estadounidense de Columbia.
Estados Unidos brinda apoyo
Tokio reinicia hoy la búsqueda de 12 mil desaparecidos
TOKIO.- Cerca de 25 mil soldados japoneses, apoyados por barcos, aviones y buzos, inician hoy una nueva operación de búsqueda para intentar encontrar los cuerpos de casi 12 mil desaparecidos tras el terremoto y tsunami del 11 de marzo.
En el operativo, que será prolongado durante dos días, participarán un total de 24 mil 800 soldados japoneses, 90 helicópteros y aviones, 50 barcos y 100 buzos de la Marina, además contará con la participación de la Policía, la guardia costera y tropas de Estados Unidos.
La búsqueda será centrada en la costa de las provincias de Iwate, Miyagi y Fukushima, las tres más afectadas por el terremoto de 9.0 grados en la escala de Richter y el posterior tsunami, que han dejado 14 mil 300 muertos y 11 mil 999 desaparecidos, según el reciente balance policial.
Durante la operación de búsqueda se rastrearán las aguas costeras de la zona, incluidas, por primera vez, las que están en un radio de 30 kilómetros de la central nuclear de Fukushima, que no fueron inspeccionadas en las operaciones anteriores.
Un vocero del Ministerio de Defensa, Ippo Maeyama, precisó ayer que la operación militar de búsqueda será mucho más extensa.
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