Deportes
Todos los servicios en el Azteca
Vendedores en la explanada del Coloso de Santa Ursula ofrecen varios servicios
Estadio Azteca.
Y es que por esa módica cantidad, es posible dejar encargada la mochila en alguno de los puestos del Coloso de Santa Ursula.
Vendedores de camisetas, dulces, banderas y diversos artículos ofrecen sus espacios para cuidar mochilas y cinturones, ambas cosas prohibidas para su ingreso en el inmueble.
Mediante el pago de 25 pesos por ambos artículos, los vendedores se hacen responsables de los objetos que dejan los aficionados, mediante el canje de una ficha, que no siempre regresa.
“Muchos la pierden”, dice Doña Elvira, una vendedora de dulces que ofrece también este servicio.
Así, entran entonces en acción los más modernos métodos de seguridad. “Fácil joven, le preguntamos al que quiere la mochila que de qué color y qué trae adentro, vamos, nos fijamos, y si sí coincide, la entregamos”, explica.
Será por su afabilidad, o por lo malencarado de su hijo Roberto, de 25 años y con pinta de instructor de gimnasio, pero Doña Elvira dice que a ella jamás la han tratado de engañar.
EL INFORMADOR / MARIO ALBERTO VALDEZ / ENVIADO
MÉXICO, D.F. (13/NOV/2013).- No más de treinta pesos cuesta deshacerse de una pesada carga en el
Y es que por esa módica cantidad, es posible dejar encargada la mochila en alguno de los puestos del Coloso de Santa Ursula.
Vendedores de camisetas, dulces, banderas y diversos artículos ofrecen sus espacios para cuidar mochilas y cinturones, ambas cosas prohibidas para su ingreso en el inmueble.
Mediante el pago de 25 pesos por ambos artículos, los vendedores se hacen responsables de los objetos que dejan los aficionados, mediante el canje de una ficha, que no siempre regresa.
“Muchos la pierden”, dice Doña Elvira, una vendedora de dulces que ofrece también este servicio.
Así, entran entonces en acción los más modernos métodos de seguridad. “Fácil joven, le preguntamos al que quiere la mochila que de qué color y qué trae adentro, vamos, nos fijamos, y si sí coincide, la entregamos”, explica.
Será por su afabilidad, o por lo malencarado de su hijo Roberto, de 25 años y con pinta de instructor de gimnasio, pero Doña Elvira dice que a ella jamás la han tratado de engañar.
EL INFORMADOR / MARIO ALBERTO VALDEZ / ENVIADO
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