Cultura

Regresan los restos de la “Mujer Mono” a México

Pastrana (1834-1860) padecía de hipertricosis, conocida como el síndrome del hombre lobo

Regresan los restos de la “Mujer Mono” a México
COPENHAGUE, DINAMARCA (08/FEB/2013).- Noruega entregó en Oslo a las autoridades mexicanas los restos mortales de Julia Pastrana, quien alcanzó fama mundial en el siglo 19 al ser exhibida en atracciones de feria como la “Mujer Mono”, debido a una deformación genética. Una breve ceremonia privada en la capilla de la facultad de Medicina de la Universidad de Oslo formalizó el traspaso que culminará dentro de cinco días, cuando los restos de la indígena mexicana sean enterrados en su país de origen.

Será la última etapa de una odisea vital que se prolongó muchos años después de su muerte en 1860 en Moscú y que busca “restaurar su dignidad humana”, como destacaron en la ceremonia la embajadora de México, Martha Bárcenas, y la investigadora Laura Anderson, en representación del Estado de Sinaloa, del que era originaria.

Pastrana (1834-1860) padecía de hipertricosis, conocida como el síndrome del hombre lobo, un mal que hace crecer gran cantidad de vello grueso por todo el cuerpo, agravado por una prominente mandíbula y otras deformaciones físicas que marcaron su existencia.

Huérfana a temprana edad, fue exhibida desde joven en circos por México y por Estados Unidos, donde conoció al empresario Theodore Lent, quien más tarde se convertiría en su esposo.

Con él recorrió buena parte de Europa en un espectáculo en el que era presentada como “la mujer mono”, “la mujer más fea del mundo” o “la indescriptible”, pero en el que además demostraba sus dotes artísticas bailando y cantando en varios idiomas. También atrajo la atención de científicos, e incluso el naturalista inglés Charles Darwin se refirió en uno de sus libros al caso de esta mujer que un siglo después inspiró la película italiana La donna Scimmia (1963), de Marco Ferreri.

Pastrana falleció  al dar a luz a su hijo, que también murió poco después.

Pero la muerte no le devolvió la calma ni la dignidad: su esposo vendió los cuerpos a la Universidad de Moscú, donde fueron embalsamados, aunque luego los recuperó y continuó haciendo giras para exhibirlos por todo el Continente.

Los restos acabaron en 1921 en manos del empresario noruego Haakon Lund, dueño del mayor parque de atracciones del país.

A petición de las autoridades mexicanas, Noruega decidió hace unos meses que los restos fueran devueltos a su país de origen.                    
Síguenos en

Temas

Sigue navegando