Cultura

La interculturalidad de Moussa

El escritor, originario de Mali, por primera vez pisa tierras mexicanas para presentar su obra ‘‘En el desierto no hay atascos’’

GUADALAJARA, JALISCO.- La interculturalidad es la constante en la vida y obra del escritor de Mali Moussa Ag Assarid, quien ataviado con un traje típico de su región y con aroma a loción Jean Paul Gaultier, por primera vez pisa tierras mexicanas para presentar su obra En el desierto no hay atascos en el marco de la FIL, quien lo ha nombrado uno de los cinco invitados especiales más importantes de este año.

De ascendencia tuareg, Moussa emigró a Francia a los 23 años para estudiar en la Universidad de Montpellier, dejó atrás el desierto y los camellos para insertarse en una sociedad cosmopolita, que desde un principio lo impactó profundamente.

Sus primeras experiencias vividas en territorio europeo lo inspiraron a escribir en 2006 la obra En el desierto no hay atascos, donde describe su fascinación y perplejidad ante el mundo occidental que va descubriendo: su naturaleza, sus habitantes, sus costumbres y todo aquello que no percibimos, porque nos hemos acostumbrado a verlo. Sus comentarios son a un tiempo divertidos y enternecedores, y además muy lúcidos, sin ocultar a veces la decepción por cosas como la falta de tiempo y de calor humano.

En entrevista el autor nos platica más sobre su obra, la interculturalidad, sus opiniones respecto a México y sus proyectos futuros.

-¿Cómo definirías tu obra?
-Como un texto que tiene como fondo el shock intercultural, es un reencuentro entre la cultura nómada del desierto y la cultura occidental moderna. Este libro es también un mensaje de un hombre joven de 30 años que quiere presentar a la humanidad.

-¿Qué cosas te impactaron más de la sociedad europea?
-Muchas, desde los embotellamientos, los suicidios, el materialismo, pero una de las que más fue el lugar que les dan a los ancianos. Cada vez son más las personas que dejan en asilos cuando llegan a la vejez. En mi país es algo completamente diferente, para nosotros los ancianos son un tesoro, son como una biblioteca viviente, porque son testigos de una época que solamente ellos vivieron. En el desierto siguen siendo respetados, y aún les damos un lugar importante en la sociedad.

-Es tu primera vez que viajas a América, y México es el primer país que visitas, ¿qué diferencias has encontrado en nuestra cultura con respecto a la tuya?
-Antes de llegar a México pensaba que iba a un lugar donde la gente usaba sombrero y andaba a caballo, pero estaba equivocado. Las grandes ciudades me recuerdan mucho a Europa, pero he conocido también el campo y he encontrado muchos valores humanitarios.
Lo que veo en México y me gusta bastante es que aún hay contacto entre la gente como en mi país. Contacto corporal, de palabra, se tocan, hacen amistad, cosas que se ven cada vez menos en Europa.

Omar Gómez

Hoy / Literatura Oral. Historias del desierto / 19:00 / Salón 3

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