El reporte publicado esta semana en la revista científica "The Journals of Gerontology Series B: Psychological and Social Sciences", señala la necesidad de dar apoyo comunitario y de salud a largo plazo a los ancianos de origen mexicano en Estados Unidos. El estudio, elaborado por Ronald J. Angel y Jacqueline L. Angel, de la Universidad de Texas en Austin, y Terrence D. Hill, de la Universidad de Arizona, es el primero que documenta la discapacidad entre la población de origen mexicano mayor de 65 años de edad. Los médicos, que utilizaron datos de seguimiento a personas de origen mexicano durante 18 años, estimaron que quienes superan los 65 años de edad, pasan más de la mitad de sus años restantes con discapacidades físicas graves. "El hecho de que los mexicano-estadounidenses tienen una expectativa de vida de 81.4 años indica un progreso significativo contra las enfermedades crónicas del envejecimiento, aunque la vida ya no es una bendición", dijo Jacqueline L. Ángel en un texto que acompaña al estudio. "Desafortunadamente no hemos reducido la posibilidad de enfermedades tanto como nos hubiera gustado, y muchos mexicano-estadounidenses de edad avanzada necesitan una amplia atención, ya sea de sus familiares u otras personas", señaló. "Semejante carga tiene graves consecuencias para las familias estadounidenses de origen mexicano y para la política de atención a largo plazo", advirtió la especialista. Los datos utilizados en el estudio provienen de las Poblaciones Hispanas Establecidas para Estudios Epidemiológicos en Ancianos, con reportes de varios miles de ancianos de origen mexicano que fueron entrevistados varias veces entre 1993 y 2011. Se utilizaron evaluaciones de movilidad POMA, un instrumento usado en la práctica clínica para calificar capacidades de rendimiento físico como equilibrio, la capacidad de ponerse en pie y caminar, de levantarse de una silla, y la fuerza de agarre. Los encuestados con menos educación y menor estabilidad financiera fueron más propensos a experimentar deterioro funcional que quienes tenían niveles más altos de educación y de estabilidad financiera. Los datos revelan además que las mujeres mayores nacidas en México sufrieron periodos de incapacidad más largos. "Estos resultados revelan que la pobreza y desventajas de toda la vida socavan gravemente la salud de muchos estadounidenses de origen mexicano mayores", concluyó Ángel.