Jueves, 21 de Noviembre 2024
Jalisco | A FONDO: INVESTIGACIONES ESPECIALES

Cien años después, la Calzada perdió su grandeza

A causa de actos de violencia, tráfico de drogas y prostitución, dejó de ser un lugar tranquilo y de convivencia familiar, señala especialista

Por: EL INFORMADOR

La Calzada Independencia antes del entubamiento del río. ESPECIAL  /

La Calzada Independencia antes del entubamiento del río. ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (15/SEP/2010).- La Calzada Independencia fue proyectada en sus inicios como una nueva y grandiosa avenida de la talla de Paseo de la Reforma en México o los Campos Elíseos de París; a 100 años de los primeros pasos para este ideal la vialidad luce fachadas desgastadas, proyecta una mala imagen urbana, suele ser insegura por la noche y no es recomendada para la convivencia familiar.

Con las obras de entubado del Río San Juan de Dios desaparecieron los puentes que por años definieron la fisonomía de Guadalajara. La modernidad borró la esperanza concebida en el siglo XVI de que Guadalajara contara con un río de por medio, señala el libro “Las calles históricas de Guadalajara”, de Ramiro Villaseñor y Villaseñor.

El entubamiento del río inició cuando el coronel Miguel Ahumada gobernaba Jalisco, de 1903 a 1911, en la época porfiriana. Ahumada deseaba trazar “una nueva y grandiosa avenida que nada pidiera a las de otras grandes ciudades, como México en el caso de Paseo (de la Reforma) o aún París con la avenida Campos Elíseos”.

En 1908, Ahumada contrató al ingeniero Miguel Marroquín y Rivera para comenzar con el entubamiento del río, para esto fueron contratados 700 obreros que trabajaron por casi dos años. El tramo a entubar fue de un kilómetro aproximadamente, desde la calle Federación, a un costado del Parque Morelos, hasta Medrano, antes de la Avenida Revolución, al Sur de la ciudad.

Las obras concluyeron poco antes de las fiestas del Centenario de la Independencia y el tramo del río entubado recibió el nombre de “Paseo Porfirio Díaz”.

Una vez finalizada la obra se pasó al ornato, se niveló la nueva avenida, se colocaron prados y jardines, bancas, fuentes y monumentos. El que más destacó fue el monumento a la Independencia del ingeniero Alberto Robles Gil y del arquitecto Eulalio González, quienes ganaron el concurso promovido por la Junta del Centenario, con la finalidad de celebrar los 100 años de la proclamación de Independencia.

Cabe señalar que Miguel Ahumada se había comprometido con Porfirio Díaz para hacer un gran festejo en el Centenario de la Independencia.

“Estos festejos iniciaron con gran entusiasmo en el mes de septiembre de 1910, con el desfile de carros alegóricos, conferencias culturales de diversos temas, exposiciones de toda índole, inauguración de numerosas obras de ornato, fuegos artificiales, repiques de campanas y salvas de artillería, audiciones musicales, bailes y banquetes, y por supuesto, la inauguración del monumento conmemorativo de tal acontecimiento”, señala Beatriz Núñez Miranda en el libro “Guadalajara en tres tiempos”.

Los antecesores de Ahumada también realizaron obras para mejorar la zona del Río de San Juan de Dios, pero ninguna fue tan importante. El primer paso se había dado, con la obra del coronel comenzaría otra etapa de 100 años.

Después de 1910

El gobernador José Guadalupe Zuno Hernández se preocupó por mejorar la Calzada Independencia, a su iniciativa se le debe el entubado del río desde la calle de Medrano hasta el Parque Agua Azul.

Sebastián Allende, quien gobernó de 1932 a 1935, mandó pavimentar desde el Parque Agua Azul hasta unas pocas calles antes de llegar al Parque Morelos. También mandó construir el camellón central, que tenía bancas de concreto, y colocó el alumbrado público.

Con Jesús González Gallo, de 1947 a 1953, La Calzada fue de nuevo objeto de mejoras. En su administración se llevó a cabo la construcción de un nuevo colector de gran capacidad en el tramo Sur de la Calzada, del monumento a la Independencia al Parque Agua Azul; con esto se evitaron problemas de inundaciones que la ciudad venía enfrentando desde tiempo atrás.

A iniciativa de González Gallo se construyó el monumento a la Madre, en 1956, que se ubicó sobre la Calzada y Av. Cáucaso, luego se trasladó un poco al Poniente, a la Plaza 10 de Mayo.

Ya en la administración de Juan Gil Preciado la Calzada Independencia se prolongó en su tramo Norte hasta la Barranca de Huentitán.
Cuando se construyó la Plaza Tapatía, en el régimen del gobernador Flavio Romero de Velazco, la vía nuevamente sufrió cambios importantes. Se construyó el puente sobre la Calzada.

El presidente municipal de Guadalajara José Guillermo Vallarta Plata (1983-1985) realizó una remodelación general: reforestó un trecho del camellón central, desde el parque Morelos hasta el Agua Azul, se ensancharon las banquetas, se colocaron barandales para delimitar banquetas y el arroyo vial en las zonas con mayor afluencia vehicular.

Durante la segunda década del siglo XX, una vez concluidas las obras de embovedado del Río San Juan de Dios, la Calzada Independencia se convirtió en una zona comercial, en un principio se establecieron comercios automotrices, misceláneas, hoteles, cines, ferreterías, etc.

Al mando de Enrique Álvarez del Castillo se realizaron obras trascendentes en la Calzada. En 1984 se iniciaron trabajos para proyectar la ciudad hacia el Sur de la ciudad, hasta unirla con la Calzada Gobernador Curiel.

Al concluir el proyecto, en 1986, la Calzada Independencia tenía una extensión de 18 kilómetros.

El presidente municipal Alfonso Petersen Farah también impulsó un remozamiento importante en la Calzada mediante la remodelación de banquetas, lo que levantó un poco su imagen.
Ya en 2009, la intervención más importante que sufrió la Calzada Independencia fue la introducción del Macrobús.

Para Saber

Miguel Ahumada pagó en 1908 la cantidad de 319 mil 520 pesos más 12% de honorarios de dirección y uso de herramientas por la entubación de un kilómetro del río, para lo que el Gobierno autorizó la tala de árboles y la demolición de los puentes que fueran necesarios.

Acentuó la desigualdad

Frontera sociocultural

La Calzada Independencia no sólo marcó una división territorial, sino que separó a la ciudad en dos poblaciones con base en criterios étnicos, económicos y de clases liberales y conservadoras. La gran avenida separó a los ciudadanos burgueses y a los pobres. La segmentación de la población en dos partes no sólo hacía referencia al territorio que estaba dividido por “la Calzada”, sino que en el lenguaje cotidiano de los ciudadanos empezaron a incorporase frases para valorar su estrato como “los de la Calzada para acá”, “estás hasta la Calzada”.

Los habitantes percibieron la ciudad como un territorio dividido en dos direcciones: Poniente y Oriente, en donde la lucha de poderes económicos acentuaban la desigualdad y la exclusión social que creaba la idea de dejar a unos afuera y a otros adentro como si existiera una frontera que separaba a la ciudad en dos culturas.

La antropóloga Renée de la Torre describe en la obra “El centro Histórico de Guadalajara”, que “de la Calzada para acá” (al Poniente de la ciudad) estaban las lindas avenidas arboladas, con sus elegantes mansiones que reacomodaban la forma y tamaño de los barrios que cada vez desaparecían más mientras se planeaban colonias que imitaban el estilo de la urbanización estadounidense.

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