Domingo, 19 de Enero 2025
Cultura | DESDE EL PRISMA CULTURAL

Luchar por el sistema colonial o desertar

Hombres reclutados por el Ejército Realista se enfrentaron a una disyuntiva en la Guerra de Independencia

Por: Alma Dorantes González, Centro INAH Jalisco

Miguel Hidalgo comandó al ejército derrotado en la batalla del Puente de Calderón. CORTESÍA/Martha Judith Fuentes Arellano

Miguel Hidalgo comandó al ejército derrotado en la batalla del Puente de Calderón. CORTESÍA/Martha Judith Fuentes Arellano

El 17 de enero de 2025 se cumplen 214 años de la batalla en la que se enfrentaron, en un paraje cercano a Guadalajara, los realistas o defensores del gobierno colonial y los insurrectos que repudiaban ese gobierno y reclamaban reformas más o menos radicales al sistema político y económico prevaleciente. El jueves 17 de enero de 1810, uno y otro ejército se apostaron a los lados del puente construido sobre el río Calderón, un río que era vadeable dos meses después de la temporada de lluvias. Las acometidas de insurgentes y realistas comenzaron a las nueve de la mañana y durante varias horas los rebeldes estuvieron a punto de derrotar al enemigo. Como se sabe, una granada cayó en un cargamento de parque, lo cual produjo una detonación tan fuerte que sembró el pánico entre las huestes insurgentes, además, el fuego prendió el zacate y levantó una inmensa humareda que llevada por el viento quemaba el cuerpo y la cara de los insurgentes, que corrieron en desbandada. Ese incidente, y no la superior preparación militar, dieron el triunfo a los realistas.

A propósito de la buena preparación castrense del ejército comandado por el brigadier Félix María Calleja del Rey, me interesa señalar que en sus filas había también contingentes reclutados mediante la leva, esto es, de manera forzada. Los hombres así enlistados, ¿estuvieron dispuestos a defender los intereses de los grupos beneficiados por la dependencia a España como los grandes comerciantes y hacendados, el alto clero y la burocracia privilegiada?

Existe información documental -fuentes primarias- que demuestran que hubo integrantes de las milicias conscientes de que el orden establecido les acarreaba explotación de su fuerza de trabajo, despojo de sus tierras, malas condiciones de vida, entre otros muchos perjuicios y agravios. (Ver la antología Documentos conservadores durante la Independencia en la Nueva Galicia (INAH, 2019).

Cito tres ejemplos que ilustran el comportamiento de milicianos que se rehusaron luchar por la llamada causa “patriótica” con la cual no comulgaban. A principios de octubre de 1810, el comandante Juan Francisco Calera llegó con el primer escuadrón del regimiento a su mando a un sitio cercano al pueblo de San Juan. Los sargentos de las compañías dieron la orden de que se desensillase y alojase a la tropa; sin embargo, ésta volvió “a montar a caballo tomando sus armas y se puso en marcha hacia la villa de Aguascalientes, sin querer obedecer ni a la llamada de las campanas, ni a la voz de los oficiales”.

En los primeros días de noviembre de 1810, el militar José María Dávalos que tenía la encomienda de vigilar los alrededores de Tonalá con 600 lanceros, se percató de la disposición de un buen número de huir con las armas y pudo quitárselas a la mitad de ellos. Al final, su contingente se redujo a poco más de 200 hombres.

Mariano Villaurrutia, militar apostado entre Santa Ana y Zacoalco, informó a su superior, el gobernador Roque Abarca, que los individuos bajo su mando, se excusaban de no pelear argumentando que los insurgentes solo consideraban enemigos a los españoles, por lo que criollos e indios no tenían por qué exponer sus vidas.

Las referidas acciones y los argumentos que, por escrito, dejaron sus jefes realistas, arroja un poco de luz sobre la opinión de individuos anónimos que esgrimieron la única arma que poseían: la deserción.

Para saber

Esta entidad está compuesta por aspectos de índole multicultural que durante su proceso evolutivo ha forjado de manera distintiva su identidad. Sus habitantes como parte esencial de sus componentes producen la herencia cultural material e inmaterial, representada por su entorno natural, arquitectura, urbanismo y tradiciones, los cuales, se encuentran sujetos a un proceso constante.

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