El debate de anoche entre los seis candidatos a la gubernatura del Estado de México se resume en el choque entre dos visiones. La del PRI, que cree que hay espacio para proponerle a la ciudadanía mexiquense una continuidad, y la de los demás candidatos, que plantearon una noción diametralmente opuesta a la del tricolor.La profundidad de la brecha entre ambas visiones, antes que el hecho de que sean puntos de vista encontrados, es lo que destacó en el encuentro y será la marca de los comicios en la Entidad del Presidente Enrique Peña Nieto.Los detalles de ambas visiones no tienen nada en común. Son mundos en colisión.Para Alfredo del Mazo, el tema estriba en dar más facilidades a los emprendedores, quitar trámites, atraer inversiones, apoyar a jóvenes, seguir el rumbo de Eruviel (¡?)… El priista propone una mejora a una situación en donde los otros candidatos, desde la independiente Teresa Castell hasta el perredista Juan Zepeda, ven una catástrofe.La visión contraria a la priista, expresada de manera coral en el debate de anoche, es la de millones de ciudadanos que no encuentran trabajo u oportunidades de estudio en la Entidad mexiquense, y que por ello están condenados a padecer un infierno cotidiano de largos traslados en un transporte público malo, caro y, por si fuera poco, muy inseguro.Sin duda, el panorama pintado por la oposición es el que día a día millones de mexiquenses enfrentan.Del Mazo, que no sube en las encuestas, si bien sigue en la cima de las mismas, construye un discurso de continuidad flojo, abstracto, inasible para el ciudadano común y corriente.Quizá por ello, en un momento dado el priista se lanzó en contra de la candidata de Morena, Delfina Gómez, al intentar revivir el petate aquel de que si votas por lo que esté ligado a López Obrador significa, en automático, ser cómplice de una devaluación del peso.Rara estrategia la delmacista, emprendida justamente por el primo del Presidente que ha visto a la moneda mexicana subir más allá de los veinte pesos por dólar.Delfina, por su parte, de nueva cuenta no supo zafarse de los cuestionamientos por las reiteradas denuncias por los descuentos a empleados en Texcoco cuando ella fue alcaldesa.Uno de los mejores momentos de la independiente Castell fue cuando se lanzó contra la morenista con esas cuestiones, que increíblemente la campaña de la maestra Gómez nomás no ha podido aclarar en tres semanas. ¿O será, reitero, que no existe una explicación simple y convincente al respecto?A ver si el Texcocogate no se vuelve el Talón de Aquiles que impida el triunfo de la candidata de Morena, que había tenido un arranque prometedor en este el segundo debate: la mejor Delfina es la que asume, y presume, su origen y sus condiciones, incluido la manera de hablar que Felipe Calderón le ha criticado. Así que cuando al arrancar el debate se mostró orgullosa de solo ser una “maestrita”, hizo pensar que haría un buen debate. Pero no fue así.En esta ocasión, la panista Josefina Vázquez Mota, que lució cansada y con ojos rojos, careció de contundencia y nunca sorprendió. Sus ataques a Del Mazo fueron predecibles y no igualaron el tema de los cheques de Delfina.En similar tono estuvo Juan Zepeda, que ha apretado rumbo al tercer lugar, pero no dio anoche un salto.Aunque hubo visiones distintas, el debate fue flojito flojito. Nada para nadie. Con un formato así pierden mucho los coleros, pero sobre todo pierden los ciudadanos.