Salvador Rodríguez develará nueva obra mural

GUADALAJARA, JALISCO (31/ENE/2014).- En lo que culmina un proceso de trabajo de ejecución de cerca de un mes, el artista plástico jalisciense Salvador Rodríguez encabezará mañana, sábado, a las 18:00 horas, la presentación pública de una obra pictórica que ejecutó en el estacionamiento de una tienda comercial ubicada en Av. González Gallo y calle Matías Romero; la superficie de este mural alcanza poco más de 40 metros cuadrados y se llevó a cabo por iniciativa del coleccionista Miguel Méndez, quien asegura que se trata de un "regalo al pueblo tapatío", una pieza que, asimismo, nació como fruto del "interés que ambos -artista y solicitante- tenemos sobre el arte urbano".

En palabras de Salvador Rodríguez, "no es precisamente un mural, yo lo considero un 'cuadrote', primero porque surge con el objetivo de romper con la idea de galería y que un coleccionista abandona su idea convencional de conservar una obra en casa y, como decidió Miguel, se decidió realizar la obra en la cochera del negocio".

Este proyecto, refiere el artista, comenzó a planearse desde el pasado mes de junio, cuando terminó otra obra mural, de contenido social, sito en calle Los Ángeles esquina con Av. Dr. R. Michel, cuyo tema fuer la migración; ahora, recalca que la pieza que se "inaugura" mañana representa un modo "de sacar un cuadro a la calle, expuesto a lo que pueda suceder; el deseo de Miguel es presentarlo para compartirlo con el personal de la tienda y quienes vayan pasando, además de quienes deseen acudir".

Una de las propuestas que sustentan este trabajo, detalla Rodríguez, "es el paisaje urbano, el hecho de que nosotros destruimos el paisaje natural para crear los nuestros; la superficie es, de algún modo, una escuadra (con tres superficies), en las que coloqué un cielo -en evocación del paisaje natural- y dos paisajes que muestran un poco lo que yo hago".

Con casi seis meses de planeación, por ubicarse en una avenida transitada, la idea -comenta el pintor- "era realizar algo que no fuera muy detallado, susceptible de contemplarse a cierta distancia; entornos nocturnos y paseantes, contornos insinuados con manchas de colores, emulando luces de neón".

Por otra parte, destaca Rodríguez, el sitio es "un lugar que no es ajeno a mí; es parte de una zona por la que acostumbro pasar cotidianamente. Claro, fui al lugar, tomé medidas, para después hablar con Miguel y concordar ideas, para estar de acuerdo. Ahora, de cierta manera, la obra significa dos espejos; los automovilistas podrán ver una calle nocturna y, en el otro muro, dos caminantes pasean por un entorno urbano similar al de esa zona, no muy bonito, de líneas básicas, donde aprovecho y juego con ese geometrismo y las luces, jugando con colores primarios".

En opinión del artista, "el mural cumple otras funciones, por eso creo que esta obra es más bien un 'cuadrote', porque para mí el mural tiene más que ver con funciones didácticas y esta obra es más como sacar un cuadro mío a la calle, aceptando los riesgos que conlleva y la durabilidad que ofrece el fabricante de los colores. Por eso creo que puede ser un ensayo interesante, y es también una forma de compartir mi trabajo con la gente".

Sobre el pintor

Salvador Rodríguez es un artista plástico especializado en pintura, grabado y serigrafía; realizó sus estudios en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara (UdeG). Su obra se ha exhibido tanto en Guadalajara como en diversos estados de la república y ciudades del extranjero.

Participó en el grupo Trabajadores Culturales Tenamaztli y fue miembro fundador del Taller de Investigación Visual (TIV), junto a Javier Campos Cabello, Irma Naranjo y Miguel Ángel López. Comparte con artistas de su generación -como Martha Pacheco y el propio Cabello- el abordar una temática contemporánea dentro del tradicionalismo de la plástica jalisciense, temas que no descuidan el culto a la figura como parte central de un mensaje.

Rodríguez se ocupa en su obra -donde impera el carácter testimonial- de las imágenes concretas de su entorno, barrio y fábrica, donde a diario "hace la vida", de ahí que su obra se distinga por la presencia de personajes marginales, el drama y la violencia que forman parte de su cotidianidad, lo mismo que el paisaje urbano, en el que no faltan las imágenes de la mitología popular, religiosa y patriótica, símbolos de la conciencia colectiva mexicana.

Su biografía aparece en el libro Cuatro siglos de pintura jalisciense (Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara, 1992) y ha sido becario del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (CECA) de la entidad; de 1998 a la fecha ha ilustrado y publicado en diferentes editoriales y su obra forma parte de colecciones permanentes (públicas y privadas), dentro y fuera del país.

EL INFORMADOR/ RICARDO SOLÍS