Mario Heredia presenta 'Las machincuepas de Silvestre y su pierna biónica'

GUADALAJARA, JALISCO (14/JUN/2012).- La culpa la tuvo la necesidad. El hecho de que Mario Heredia se dedicara a ser escritor sin esperanza ni desesperación viene del hecho de la necesidad de crear y no de otra cosa. Radicado en Guadalajara desde hace más de dos décadas, hace 15 años presentó su primera novela y hoy mostró la quinta que responde al nombre de Las machincuepas de Silvestre y su pierna biónica (Arlequín 2012).

En punto de las 20:30 horas, acompañado de amigos y lectores que cruzaron las puertas de la Librería del Fondo de Cultura Económica, "Joseluisa", parco y sonriente, el escritor agradeció la presencia de las personas y la osadía de la editorial para aventurarse a publicar su obra literaria. Leyó un pasaje de la novela que despertó risas en la concurrencia.

En la mesa estuvieron presentes Alejandro Silva Márquez, Federico Ortíz y Cecilia Magaña, estos dos últimos, alumnos del taller de cuento que el propio Mario dirige todos los jueves. Con voz y ademanes nerviosos, ambos destacaron haber disfrutado de la prosa de quien corrige sus textos.

Cecilia Magaña destacó la pasión del también cuentista por el oficio de escritor como "misterio gozoso". Dijo que si su obra fuese un animal, sería un camaleón. Agregó que desde el título, la novela es una especie más en la literatura del mexicano.

El argentino Federico Ortíz dijo que tenía curiosidad por saber lo que escribía su profesor y que le impresionó cuando éste lo invitó a presentar su libro. Resaltó no poder concebir que a una persona no se le despierte la curiosidad ante un título como el elegido por el veracruzano. Y leyó un texto en el que enfatizó el recuerdo de uno de sus hermanos, Silvestre.

Por su parte, Alejandro Silva Márquez destacó que Mario Heredia es un narrador "cinematográfico" que muestra imágenes contundentes a través de su pluma. También se dio la oportunidad de leer un texto en el que retomaba la historia pero desde el punto de vista de la pierna.

Las machincuepas de Silvestre y su pierna biónica se desarrolla bajo el influjo de los juegos de las apariencias: el uniforme militar, la sotana religiosa, una prótesis personificada entre otros espejismos que la realidad nos esconde.

EL INFORMADOR / GONZALO JÁUREGUI