Miércoles, 04 de Diciembre 2024
Cultura | Carlos Lara G.

Los anteojos de Baskerville

La imagen política y la imagen estética

Por: EL INFORMADOR

El domingo pasado asistí a la exposición de planos del arquitecto Luis Barragán que exhibe el Museo de la Ciudad de México. Pude apreciar los bocetos de su primer viaje a París, fotografías de sus obras realizadas, de amigos y colegas, así como planos de sus más importantes proyectos.

 Algo digno de observar con detenimiento son los anuncios periodísticos que promovieron en 1958 Ciudad Satélite. En uno de ellos se puede leer "Dos magnas obras"; en otro, "Viva en Ciudad Satélite sin problemas de comunicación, porque en Ciudad Satélite todo está hecho"; uno más hace alarde de innovación y dice: "Un concepto urbanístico reconocido mundialmente"; mientras otro afirma categórico: "Visítela y vivirá en ella".

Hay dos anuncios que ponen énfasis en el cambio de época. El primero dice: "Todo tiene su época" -se observa a media plana una aldeana comunidad con carruajes y caballos, y en la otra mitad, Ciudad Satélite-. El segundo asevera el advenimiento del futuro: "El mañana llegó antes de lo esperado".

A 50 años de distancia, estos anuncios, en el mejor de los casos, provocan risa. Y es que el gobierno del Estado de México, no conforme con el descuidado, desastroso y lamentable crecimiento de la zona, impulsa la construcción de un viaducto elevado (Viaducto Bicentenario), que terminaría de arruinar la estética del conjunto artístico realizado por Barragán en colaboración con Chucho Reyes Ferreira y el artista alemán Matías Goeritz. Afortunadamente, el gobierno federal tiene listo un proyecto de decreto mediante el cual busca garantizar la preservación del conjunto escultórico, nombrándolo monumento artístico.

Con esto, las obras de excavación, cimentación, construcción o demolición realizadas en los inmuebles colindantes que puedan afectar a las características del monumento deberán ser avaladas por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). La Comisión Nacional de Zonas y Monumentos Artísticos recibió y aprobó la solicitud que en septiembre de 2008 hiciera el presidente municipal de Naucalpan para declarar las Torres de Satélite como monumento artístico.

Según las estimaciones del INBA, la obra es característica de la representación artística del siglo XX y se distingue por la utilización de materiales de vanguardia, como el concreto armado, y la gama cromática tan relacionada con el gusto popular mexicano.

Pero el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto (el mismo del abortado proyecto "Resplandor teotihuacano"), ha dicho que continuará la realización del viaducto en la zona. Señala que la construcción de un paso deprimido en el tramo de las Torres de Satélite (una de las opciones que se barajan) incrementaría la obra en 400 millones de pesos.

Pero si es casi lo que pagó a Televisa para que lo peinara y promoviera como candidato presidencial. Comprar este argumento sería aceptar que vale más su imagen política que la estética de las Torres de Satélite, una obra que por lo menos nos brinda el agraciado principio de la cuarta dimensión que muestran sus prismas al modificar, en apariencia, su tamaño a medida que la mirada transita en el lugar.
Un efecto que difícilmente veríamos con sus puentes de concreto.

La imagen política que dan los contratos con Televisa es capaz de construir imágenes estéticas similares a las de los anuncios periodísticos que promovían Ciudad Satélite en 1958.

 Puede crear efectos de cuarta dimensión, pero al ser virtuales y no reales, generan también un desencanto similar al de Ciudad Satélite, vista 50 años después. Veremos qué puede más, si la imagen política de un candidato que hace de gobernador o la imagen estética del patrimonio artístico nacional.

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