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GUADALAJARA, JALISCO (29/NOV/2013).- Miles de pallets o tarimas hechas de madera, unidas una sobre otra, adornan el vestíbulo que será la entrada a la fiesta de las letras. Su tonalidad amarilla da vida al lugar, el olor a aserrín converges con el de la pintura y no hay más ruido que el de los taladros de quienes trabajan para terminar de darle forma al montaje.

Con la intención de evocar el paisaje desértico de dunas y olivos fue construido este año el pabellón de Israel, el país invitado de honor a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) de este 2013; cuando los visitantes lleguen este sábado podrán sentirse como si estuvieran en una montaña arenosa, una escena típica del país de medio oriente, y podrán aunarse a ella.

A dos días de que sea la inauguración del evento, el avance en el pabellón es del 75 por ciento, “de las cuatro montañas ya tenemos tres terminadas, una a la mitad, la más grande ya está lista” comparte el arquitecto encargado de la instalación, Alberto Hernández.

“Lo que estamos construyendo son las dunas de los paisajes de Israel, va a llevar también árboles de olivo que son los característicos de ese país. La intención es que las personas interactúen por todo el pabellón, que no sea solamente como una escultura. Es un ambiente desértico, árido, los libros solamente van a estar dentro de la tienda, está pensado para que personas como ´ella´ puedan estar sentados, recorriendo”, dice Hernández, cuando menciona”ella” se refiere a una muchacha con su laptop que está sentada encima de las pallets, ejemplificando lo que el arquitecto acaba de decir.

Para el pabellón, fueron 12 mil tarimas de 1.50 cm y de 50 x 50 cm las que se necesitaron; todas de madera de pino. En el doble piso fueron cubiertos 1600 m2 de la superficie, con efecto de duela.

El nombre de Israel va a estar escrito en español y en hebreo, se va a estar viendo desde el pasillo principal hacia vestíbulo dos. El viernes pretenden tener ya todo montado.

La antesala

Sentada en la alfombra azul de uno de los stands de la Expo Guadalajara, María Gutiérrez pinta una tabla con pintura blanca, cuando seque estará lista para que encima le sean puestos los libros de la editorial para la que trabaja, como ella, decenas de personas ultiman los detalles para lo que será la edición número 27 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).

El olor a madera que proviene del vestíbulo principal -en el que trabajan para instalar el pasillo de Israel- se mezcla con el de la pintura y los empaques. Los están involucrados en armar los stands lucen serenos, todo está calculado y planificado desde hace meses, ellos sólo siguien las órdenes.

Hay paquetes con textos en todos los pasillos, cajas con escenografía, y muebles que aún no están en su lugar final. En lo que va a ser el stand de Random House dos hombres trabajan, hay señalamientos como esos que se usan en las carreteras que indicarán el lugar en el que estarán los libros: “Autores de Israel” en el medio, a un lado “Alejandro Jodorowsky” y atrás “Stephen King”.

Caminando de un lado a otro están los jóvenes que harán en este evento su servicio, llevan puesta una playera negra con la palabra “Control” en la parte trasera, reciben entrenamiento y capacitación para sus tareas, ellos darán la información y formarán parte del grupo que vigilará que todo funcione en orden.

En unos días miles de personas estarán aquí en la expo: viendo y comprando títulos, yendo de una conferencia a otra, habrá estudiantes de paseo escolar, autores en su faceta de lectores, familias con sus hijos; pero hoy sólo hay gente que trabaja para que todo eso llegue a ser posible.

Pabellones recientes

La importancia del diseño de los pabellones principales radica en que, en buena medida, el país invitado va a ser asociado siempre a él. Si el vestíbulo era más sencillo, llamativo o creativo va a ser calificado depende del gusto de los asistentes. A continuación un recuento de los más recientes.

En 2010, la entrada al pabellón de León y Castilla estaba presedida por un enorme arco blanco que daba la bienvenida.

Para 2011, con Alemania el eje de atención fue el árbol de poesía, mientras que del techo colgaban alargados focos de colores buscando un círculos, y una cabina en el centro, toda de blanco.

El año pasado, el pabellón de Chile parecía una pequeña casita hecha con palitos de madera, con el interior lleno de libros.