Por primera vez, nació un bebé tortuga gigante de Galápagos con la piel blanquecina y los ojos rojos, en un zoológico suizo. Nunca antes se había observado una tortuga albina de esta especie en cautividad o en la naturaleza, de acuerdo a su propietario. "Es una bendición del cielo", se enorgullece Philippe Morel, el propietario del Tropiquarium de Servion, un barrio a las afueras de Lausana (oeste de Suiza), cuyos visitantes pudieron apreciar a la tortuga albina el viernes por primera vez. La tortuga, de apenas un mes de vida, pesa alrededor de 50 gramos y cabe en la palma de una mano. Las tortugas gigantes de Galápagos (Chelonodis nigra) tienen una esperanza de vida de 200 años, y son una especie considerada en peligro de extinsión. Según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, se estima que hay unos 23 mil individuos en este archipiélago del océano Pacífico. El propietario del zoológico estima que la vida en libertad de una tortuga albina apenas llegará a unas semanas, ya que su piel blanca puede atraer a los depredadores, pero espera que el bebé recién nacido en su parque pueda crecer normalmente. "Es increíble verla escalar", se alegra el propietario del Tropiquarium. "Es hasta más activa que la otra", responde su hijo, Thomas (que también trabaja en el parque) señalando a otro bebé de la misma puesta.Este acontecimiento es excepcional no solo por el color de la tortuga, sino porque su tamaño en la vida adulta hace la reproducción de los individuos muy complicada, con apenas un 2% de éxito en la procreación. Algo que refuerza la importancia de su conservación. Estas especies que llegan a pesar los 200 kg únicamente se han reproducido en cautividad en tres zoos del mundo.