Las ballenas boreales emiten unos cantos libres de patrones que las convierten en los "músicos de jazz" del océano, según un estudio publicado hoy por Biology Letters, la revista de la Royal Society.La estadounidense Kate Stafford, de la Universidad de Washington, dirigió la investigación y afirmó sobre el resultado que "si las canciones de las ballenas jorobadas -o yubartas- son como la música clásica, las boreales hacen jazz".Para el estudio emplearon hidrófonos, traductores de sonido que graban en el agua, a una profundidad de 80 metros en el Estrecho de Fram, entre Groenlandia y Noruega, y, como resultado, identificaron hasta 184 canciones diferentes entre los años 2010 y 2014.Las primeras evidencias de la indagación demostraron que estos mamíferos de Groenlandia cantaban durante las 24 horas del día, de noviembre a abril, siempre cambiando sus patrones."Los sonidos son más libres; nos dimos cuenta de que en cuatro inviernos de registros de audio no se repetía ningún tipo de canción, y que, además, cada estación venía con un nuevo conjunto de melodías", añadió la experta.Los científicos señalaron que el canto no es un atributo "real" de los cetáceos, ya que las canciones implican frases musicales complejas que hay que aprender.La especie de las yubartas parecía ser la única a la que se le atribuye la capacidad de cantar y de modificar sus melodías cada primavera.Se esperaba que las ballenas boreales siguieran un patrón semejante, pero la investigación demostró que su sistema era mucho más complejo, cambiando a cada estación.Sobre las motivaciones de estos cantos, los responsables especularon que los cetáceos pueden cantar para atraer a compañeros o para defender el territorio, como harían los pájaros.Algunas preguntas a las que quisiera responder la investigación son si estas ballenas comparten el conocimiento de cada canción entre sí o por qué motivo cambian las melodías con tanta asiduidad.Los registros indicaron también que la población de ballenas boreales se ha normalizado, tras la caza masiva de la que fueron objeto en el siglo XVII, que casi provocó su extinción.