Aunque el sobrepeso y la obesidad afectan tanto a hombres como mujeres de todas las edades, la asociación con enfermedades crónico-degenerativas causa mayor mortalidad en el sector femenil, aseguró la especialista médica Lourdes Margarita Mateos Reynoso.La experta adscrita a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) número 91 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco dijo que en el caso de las féminas, el 32 por ciento de los decesos por sobrepeso se relaciona además con diabetes e hipertensión arterial, frente a un 20 por ciento de la misma incidencia en varones.Dichos cuadros clínicos se asocian, en ambos casos, a la falta de ejercicio y a los malos hábitos alimenticios, apuntó.En un comunicado, señaló que en las mujeres hay mayor predisposición a "comer de más" derivado de problemas de carácter psicológico como la ansiedad, la depresión y el estrés."Es una realidad que los hombres acuden menos a consulta y suelen compensar los mismos conflictos con sustancias adictivas con el alcohol y el tabaco, por lo que el autocuidado es necesario para ambos géneros", advirtió.En este sentido, invitó a la población en general a hacer más conciencia sobre lo que come y las mejores maneras de mejorar la salud. "Tenemos que generar un equilibrio frente al exceso de alimentos y la poca o nula actividad física. Necesitamos empezar a cambiar nuestros hábitos", puntualizó.Una creencia común que avaló Mateos Reynoso, fue la de ir de mayor a menor en la cantidad de alimentos que se ingieren a día, ya que "desayunar como rey, comer como príncipe y cenar como mendigo funciona".Consideró que no es tan difícil si nos basamos en El plato del buen comer, donde se nos enseña que debemos ingerir proteínas animales y vegetales, verduras y frutas. Los derechohabientes pueden asesorarse en los módulos PrevenIMSS de su UMF.Agregó que al día, el ideal de calorías que debe ingerir una mujer es de un mil 500 a dos mil, mientras que los varones consumirían entre dos mil y dos mil 500, cifra que debe alcanzarse tomando en cuenta que no se come sólo por satisfacer el apetito, sino con fines nutritivos, para mejorar la calidad de vida.