Aunque existen factores que desencadenan el cáncer de mama sin opción de evitarlo como la herencia genética si alguna familiar directa ha padecido esta enfermedad, es posible realizar rutinas preventivas que permiten detectar oportunamente alteraciones en los senos que pueden alertar la aparición de un síntoma maligno o benigno.La doctora general Monserrat Meza Zárate, integrante del Programa de Cáncer de la Mujer de la Secretaría de Salud Jalisco, destaca que la auto-exploración de los senos de manera periódica es una de las principales herramientas que la mujer tiene para evaluar a primera vista si existen anomalías en el tejido mamario más allá de los síntomas comunes y situaciones que se presentan en ambos senos y pezones en periodos como la menstruación y la lactancia.Meza Zárate hace hincapié en la importancia de arraigarse al hábito de verificar el estado de los senos, conocerlos a detalle sobre sus proporciones, sensibilidad y coloración para poder detectar hundimientos, dolores, hinchazones, secreciones, texturas y endurecimientos que nunca antes se habían presentado.La especialista recalca que exploraciones y observaciones regulares frente al espejo ayudan a mantener un registro sobre estado de los senos, aunque acudir con profesionales de la salud enfocados en cáncer de mama también es un hábito que debe incrementarse para valorar si es necesario un ultrasonido o mastografía, que indiquen la presencia de irregularidades en el tejido de las mamas que no son posibles de ubicar con la exploración superficial hecha en casa.“Como mujer hay que tener más esa cultura de realizarnos estudios porque siguen existiendo mitos y miedos, que si los exámenes duelen mucho, que si te van a radiar, que si a raíz de la mamografía se produce cáncer, hay que erradicar esos mitos, enfocarnos en la prevención, no hay que esperar a que el seno pierda su forma o crezca la bolita que se siente, hay que ir rápido a consulta”.Esto también aplica para evitar el cáncer cervicouterino y aunque el procedimiento para detectarlo sí requiere de estudios realizados exclusivamente por personal médico, Meza Zárate aconseja acudir regularmente con el ginecólogo para rutinas preventivas como la prueba del papanicolau, charlar sobre hábitos de higiene, vida sexual y de pareja, posibilidades hereditarias, irregularidades hormonales y hábitos de vida en alimentación, ejercicio físico, descanso y consumo de tabaco.“Hay que tomar en cuenta el número de parejas sexuales que hemos tenido y las de nuestra pareja, la edad en la que se iniciaron las relaciones sexuales, a menos edad hay más probabilidad de cáncer cervicouterino, si te tienen antecedentes de VIH, sífilis, virus de papiloma, gonorrea o alguna otra enfermedad de transmisión sexual, hay riesgo porque el sistema inmune está más decaído, también hay que poner atención en pacientes diabéticas, enfermedad de tiroides o renales”.