México está en terapia intensiva, no puede cambiar en un mes y reducir la violencia, afirmó Rogelio Cabrera López, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).En conferencia de prensa, Cabrera destacó que el país necesita tiempo y que ningún gobernante puede resolver los problemas de un momento a otro, sino que se necesita la colaboración de todos los actores de la sociedad para generar una cultura de la paz."Somos muy conscientes que México no cambia en un mes, el Presidente no tiene la lámpara de Aladino, es muy complejo el tema, son muchos ciudadanos que están metidos en cosas ilícitas, lo que importa es que vayamos creando un ambiente de reconciliación que nuestras parroquias sean un lugar de encuentro", expresó.Resaltó que la Iglesia Católica participa en el proceso de pacificación del país impulsado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, mediante el Plan de Reconciliación que elaboró el Episcopado Mexicano en el que resalta la importancia de atender a las víctimas de la violencia."Tenemos que hacer esta labor de recuperar la convivencia social en las ciudades porque ahí es donde comienza la criminalidad, hay mucho robo a domicilio eso no lo puede arreglar ningún gobernante, entonces necesitamos alentar al gobierno a seguir trabajando pero no lo va a resolver de un momento a otro. Que México cambie en un minuto el problema es muy grande, México está en terapia intensiva", resaltó.Sobre los despidos que se realizan en las instituciones de gobierno, pidió a las autoridades analizar los casos de los trabajadores y respetar sus derechos; aclaró que si bien hay "aviadores" en las dependencias, no pueden despedir gente sin justificación."Estamos ante dos realidades que México tiene que cambiar que las instituciones tienen que ser revisadas exhaustivamente y acabar con la corrupción laboral. Nos duele muchísimo el desempleo, se tiene que estudiar la decisión que toma la autoridad, la gente tiene derecho a defenderse lo que no se puede es despedir sin bases y sin respeto a sus derechos", subrayó.En cuanto a la pederastia clerical, enfatizó que es un deber de los obispos y sacerdotes escuchar a las víctimas de estos abusos para investigarlos, así como evitar el delito.Destacó que se ha reunido con víctimas de este delito y se encuentran en la búsqueda de más personas que hayan sufrido abusos por parte de ministros de culto.Informó que en febrero asistirá a una reunión en Roma, convocada por el Papa Francisco, para atender los casos de pederastia clerical que se han presentado en todo el mundo.GC