El sobrepeso y las enfermedades derivadas de la obesidad llevaron a “Chef Bombom” a los 65 años a cambiar de hábitos alimenticios y a tratar de influir en las nuevas generaciones a comer saludable a fin de que no terminen como él. En esta ocasión se presentó en Tlajomulco con dinámicas de cocina sana para niños de primaria.“Cambié mi vida radicalmente ahora que estoy enfermo, que es muy tarde, a los 65 años, hoy tengo 70. Tengo neuropatía, tengo diabetes, tengo gota, tengo insuficiencia arterial, tomo ocho pastillas diarias, yo mismo me envenené”, lamentó, aunque festejó que bajó 65 kilogramos.Cuando trabajaba como chef, recordó, “tomaba tres cocas familiares y 15 cafés con dos cucharadas de azúcar cada café diario. Agarraba la grasa del bistec y me la comía y la carne la tiraba”.Fueron cuatro primarias representadas por un equipo de ocho niños los que participaron en el “Laboratorio divertido de hábitos alimenticios”, en el Salón de Usos Múltiples del municipio, donde comenzaron a competir por el desayuno mejor confeccionado.Era pan francés, pero con manteca sana de coco y de harina integral, porque la harina refinada, al igual que todos los alimentos refinados, “¡mata!”, explicaba a los pequeños.“Yo en lo personal la azúcar blanca no la tolero, la odio, especialmente aquella bebida negra que lleva cien años, ¡pero de muerteee, no de felicidad!”.Los niños entonces confeccionaron sus panes franceses como caras con ojos, orejas, nariz y boca de frutas y cabellos de germen de trigo. El equipo que ganó fue el de la primaria Eugenio Zúñiga.Como en todos lados, algunos bromeaban con sus enseñanzas. “¿Voy a comer chicharroneees?”, “¡Sííí!”, repetía un grupo de niños insurrectos. “¿Voy a comer carnitas llenas de grasaaaa?”; “¡Sííí!”.Comenzó entonces con una exposición en una pantalla sobre lo bueno y lo malo de la comida. Pasaban imágenes de niños que comían verduras, a quienes vitoreaba; e imágenes de chamacos cachetones que le entraban a las tortas con gusto. “¡Fuchi, qué feo!”, decía.Defendió las frutas, verduras, legumbres, mantequilla, crema (que es como leche pero concentrada, dijo), huevo, leche, pollo y pescado. “La comida sana no necesariamente les tiene que gustar”, pero si se la comen se acostumbran, les aclaró.La comida que prepararían sería crema de elote con salsa de aguacate y con un plato fuerte de tilapia nativa de Tlajomulco. “Dime de qué te alimentas y te diré de qué te mueres”, enunció su máxima.Carmen, una de las ganadoras, contó su experiencia. “Estoy aprendiendo a no comer comida chatarra y a comer sanamente. Antes comía papitas, tacos de carne molida. Aprendí que voy a comer lo que nos enseñó el chef y verduras y frutas”.José, de la primaria Sor Juana Inés de la Cruz, aclaró que normalmente come carne. “Pero le voy a decir a mi mamá que me dé frutas y verduras. Nos debemos de cuidar la salud, podría tener diabetes y ya no estaría bien”.Elizabeth Ferrera, una de las mamás, se dijo satisfecha con lo aprendido. “Más que nada para que nos obedezcan que tienen que comer frutas y verduras porque no nos hacen caso, casi por lo regular les ofrecemos comida sana pero lo que es la pizza, las hamburguesas, hot dogs, son lo que los traen locos a los niños”.Al verse exhibida, su hija Karen negó los señalamientos. “No, a mí sí me gustan las verduras”.“Chef Bombom” espera que con estas actividades influya en los niños y que las autoridades lo sigan apoyando. “Las expectativas son que ocupo 800 millones de pesos que me debe de dar el gobierno para hacer una universidad de la alimentación, aleccionar a 150 chef instructores para atacar a los 125 municipios. Si no me apoyan no me importa, voy a seguir solo y me voy a morir muy feliz”.NM