Los árboles no le piden nada al humano. Su trabajo -si puede categorizarse así su labor natural- es crear vida, oxígeno, y sombra, dar refugio a los pájaros, y cobijar las ensoñaciones de los desquehacerados que se sientan sobre sus ramas a suspirar. Bajo las circunstancias adecuadas, pueden ser potencialmente eternos. Francis Hallé, que ha dedicado su vida a estudiar los árboles, y que escribe de ellos con una dedicación tan legítima como el amor mismo, asegura que en la historia de un árbol cabe la historia de un ser humano. No está equivocado. En Guadalajara existen árboles tan antiguos, que ya estaban aquí incluso desde antes de que nuestra ciudad se llamara como se llama. Árboles que han visto nacer y morir a incontables generaciones, árboles que han atestiguado infinidad de atardeceres, árboles que han presenciado en el silencio de sus hojas las calamidades de los hombres. Árboles que ya estaban en Guadalajara cuando la Calzada Independencia no era una avenida sino un río, árboles que ya florecían cuando el Agua Azul eran manantiales de agua fresca, árboles cuyo follaje ya daba sombra aún desde mucho antes de que a Guadalajara llegara siquiera el ferrocarril, y árboles que no hacían más que esperar la primavera mientras Porfirio Díaz se consumía en el fuego lento de su presidencia eterna. La Academia Mexicana de Paisaje (ACAMPA) el Comité de Vigilancia en Materia de Áreas Naturales Protegidas; Parques, Jardines y Recursos Forestales del Municipio de Guadalajara, se dieron la tarea de seleccionar a los árboles "patrimoniales" de Guadalajara, los cuales se destacan por su relevancia histórica, cultural, y por el encanto que otorgan a las calles de la ciudad. Entre estas categorizaciones, se seleccionó también al que es considerado el árbol más antiguo de Guadalajara; de este se trata.Se trata de la Higuera Negra (Ficus Crocata), localizado en la calle Volcán San Francisco, en Huentitán El Bajo, en la Parroquia del Señor de la Ascención. Según el registro, este árbol tiene un aproximado de 284 años: casi tres siglos. Tiene 1.35 metros de grosor, y 20 de altura. No es un árbol monumental ni desbordado en ramajes indómitos, a simple vista parece un árbol como cualquier otro, pero ya estaba en Guadalajara desde 1735, aún desde antes de que aconteciera la Guerra de Independencia, aun desde mucho antes de que Miguel Hidalgo aboliera la esclavitud en nuestras tierras. La Higuera Negra de Huentitán el bajo ya existía cuando los monjes franciscanos edificaron la capilla que al día de hoy sigue existiendo en las calles del barrio. De modo que no es un árbol histórico solo por sus años, sino porque fue cuidado, regado y recortado por paciencia de los franciscanos, "primeros evangelizadores de los indígenas de la zona que transitaban de Zacatecas a Guadalajara".Ubicación de la Higuera Negra de Huentitán El Bajo:Cabe destacar que había un árbol más antiguo que la Higuera Negra de Huentitán El Bajo; se trataba de el Zalate de la extinta Garita Buenavista, que existía desde 1517, mucho antes de la fundación de Guadalajara, pero que en 1992 fue derribado por una tormenta. Para los habitantes de Huentitán el Bajo, la Higuera Negra es parte de ellos, conforma su historia, es una señal de identidad. "Siempre ha estado ahí", dice la gente que habita esas calles. Un árbol tan viejo como Guadalajara. Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsAppFS