Comerciantes, taxistas, tianguistas y vendedores ambulantes han aprendido a convivir con el uso del cubrebocas.A un año de que se registrara el primer caso del virus del COVID-19, el cubrebocas se ha convertido en un objeto de uso cotidiano.“Para mí ya es muy normal, ya me acostumbré, trabajo muy a gusto yo con cubrebocas porque estoy protegido y la gente que se sube todos traen cubrebocas en algunas ocasiones llegan algunos sin cubrebocas, pero casi no todos procuran traer cubrebocas”, explicó Mario Alvarado, un taxista.“A mí se me complica a veces me lo bajo porque siento que me ahogo, pero tengo que usarlo algunos clientes llegan con cubrebocas y otros no”, dijo José Luis Espinoza, un vendedor de fruta del Mercado Corona.“La mayoría de los clientes traen cubrebocas algunas veces me ha tocado que unos no traen, les digo que si lo traen se lo pongan porque no les vendo, pero a algunos no les importa”, dijo Rodrigo, comerciante de frutas en el Mercado Corona.Los cubrebocas se venden desde 10 pesos y hasta 20 pesos en promedio, aunque algunos como los KN95 llegan a costar hasta 90 pesos.“Se siguen vendiendo mucho, la gente todavía sigue comprando los que más piden son los de doble tela”, explicó una vendedora de cubrebocas del centro de Guadalajara.GC