Los partidarios de la secesión desplegaron todo su potencial para teñir Barcelona de colores independentistas con motivo de la celebración del día nacional de Cataluña (Diada).Según datos de la Guardia Urbana, más de un millón de personas marcharon por la avenida Diagonal portando banderas separatistas y reclamando la constitución de la República catalana, en abierto desafío al Gobierno español.Por primera vez, la Diada se celebró con los principales líderes independentistas en prisión o refugiados en varios países europeos. La mayoría de ellos están acusados de rebelión, desobediencia o malversación de caudales públicos por organizar en 2017 el proceso soberanista que la Justicia española declaró ilegal.La liberación de los independentistas presos y el retorno de los líderes catalanes refugiados en países europeos, figuraron entre las principales reivindicaciones de los manifestantes. Muchos de ellos lucían lazos amarillos para mostrar su solidaridad con los políticos encarcelados.La crispación que vive Cataluña, con su censo electoral (cinco millones y medio) dividido a favor y en contra de la independencia, no logró empañar la marcha que tuvo como lema "Hagamos la República catalana" y que discurrió sin incidentes, en un ambiente festivo."Independencia", "Libertad para los presos políticos" y "Ni un paso atrás", fueron algunas de las consignas más coreadas en la manifestación convocada por las agrupaciones separatistas Asamblea Nacional Catalana y Ómnium Cultural.Junto a los lemas, las pancartas que advertían que la lucha continuará hasta que Cataluña sea libre y también banderas vascas y escocesas ondeando con las esteladas (lábaros independentistas).La marcha inició con una "ola sonora" que recorrió en forma de griterío buena parte de la Diagonal, hasta derribar metafóricamente el muro que impide la plena soberanía de Cataluña.El Gobierno catalán (Generalitat), presidido por el independentista Quim Torra, señaló con motivo de la Diada que el Ejecutivo español debe liberar de inmediato a los políticos presos y facilitar el regreso de los exiliados antes de iniciar cualquier negociación para resolver el conflicto regional.Torra pidió valentía al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, para que escuche el grito democrático que se dio en la avenida Diagonal de Barcelona y aseguró que la marcha soberanista que se inicia ahora no tiene freno."La situación de los presos y exiliados es dramática y refleja un estado represivo. Tiene que dar (el Gobierno español) una solución política a un reto que es político", aseguró por su parte la portavoz de la Generalitat, Elsa Artadi, enfatizando que las autoridades regionales no aceptarán sentencias condenatorias contra los líderes independentistas procesados.No obstante, el entusiasmo de los separatistas contrastaba con el lamento de los partidos constitucionalistas que defienden la unidad de España y que rechazaron participar en la marcha.Los socialistas, junto a las formaciones conservadoras de Ciudadanos y Partido Popular, consideran que los nacionalistas excluyen de la manifestación de la Diada a la mitad de los catalanes que se oponen desde distintos enfoques a la independencia unilateral."Hago una llamada al respeto de todas las ideas y al espíritu unitario de una Diada que es de todos, pero que sobre todo, hay que hacerla de todos", dijo el líder del Partido Socialista Catalán, Míquel Iceta, en referencia a la polarización social que afecta a Cataluña.Mientras los socialistas participaron sólo en algunos actos oficiales, la derecha catalana optó por celebrar eventos paralelos para criticar que el independentismo se haya apropiado del día de Cataluña.NM