Ocho días después de los comicios presidenciales en Estados Unidos (EU), el presidente y candidato republicano Donald Trump ganó el estado de Alaska y, con ello, se asigna tres votos más en el Colegio Electoral, aunque su victoria no cambia el panorama que ya ha dado el triunfo -de manera no oficial- a Joe Biden.El partido del mandatario estadounidense, el Republicano, también ganó su batalla por el Senado y quedan a un paso de conseguir la mayoría de esa cámara. Eso eleva a 217 el número de delegados que tiene asegurados Trump en el Colegio Electoral, muy lejos del mínimo de 270 que se necesitan para ganar las elecciones, mientras que Biden ya superó esa barrera y acumula 290.Aún quedan por decidir Carolina del Norte, Georgia y, según algunos medios, también Arizona, aunque otros ya han proyectado que Biden se llevará ese estado.La campaña de Trump ha presentado demandas en varios estados clave para desafiar el resultado de las elecciones del 3 de noviembre, y ha alegado sin pruebas que se ha producido un fraude.Sin embargo, es extremadamente improbable que esas demandas surtan efecto, porque necesitarían demostrar fraude no solo en uno, sino en múltiples estados, para dar la vuelta a los resultados y cubrir el trecho hasta los 270 delegados que Trump necesitaría para ser reelegido.Mientras, el partido de Trump quedó este miércoles a un escaño de lograr la mayoría en el Senado, después de que el senador republicano Dan Sullivan lograra la reelección en Alaska frente al demócrata Al Gross, según las proyecciones de CNN, NBC y la consultora Edison.Los republicanos se aseguran así 50 de los 100 escaños en la Cámara Alta, mientras que los demócratas controlarán de momento 48 cuando el nuevo Senado tome posesión a principios de enero.Los dos escaños que quedan por decidir son de Georgia, y ambos irán a segunda vuelta el próximo 5 de enero al no haber alcanzado ningún candidato el 50 por ciento.Aunque Biden parece dirigirse a una victoria en Georgia con poco más de 10 mil votos de ventaja, los actuales senadores en ese estado sureño son republicanos y sería una sorpresa que los demócratas lograsen arrebatar esos asientos.Todo apunta, por tanto, a que cuando Biden tome posesión de su cargo el 20 de enero, tendrá que trabajar con un Senado controlado por el partido opositor y una Cámara Baja donde la mayoría demócrata ha perdido escaños, un panorama que dificultará que pueda impulsar cambios trascendentales.