Hoy por hoy, para casi nadie es una novedad que el mundo sufre cada día una transformación tras otra. Y que los seres humanos sufrimos también derrota tras derrota, crisis tras crisis de la más diversa índole…y sin embargo, luego de XXI siglos de historia, la humanidad siempre ha salido adelante. La razón de ello es que en todas esas situaciones de terror se ha podido podido dar cuenta que de principio a fin somos parte de este mundo, y que con todos sus defectos y virtudes somos seres creados por Dios capaces de poder dar.Para que las cosas dejen de percibirse en tono de noticiero, análisis o simple crítica –de las cuales muchos ya estamos hasta el tope-, les invito a escuchar y reescuchar; a reflexionar y actuar en función de la letra, la gravedad y los diferentes matices de artistas con voces de privilegio, con diferentes culturas, color de piel, formas de comunicarse y credos, pero con la misma convicción que provocan las verdades a través de “We are the world”, canción dada a conocer hace 35 años (en 1985), poco más o menos lo que implicaría una generación de vida. Escrita por Michael Jackson y Lionel Richie en ocasión de la situación de hambruna que se vivía en África –y otras partes del mundo-, y que como mencionaba en el párrafo anterior, forman parte de las crisis que los seres humanos tenemos por resolver. ¿Premonición o profecía?La pandemia aquí está, la desesperación, ahora global, nos lleva al confinamiento ante la incapacidad de poder detenerla de manera eficaz y eficiente. Sin tiempo para identificar origen y destino, sólo le podremos hacer frente y salir airosos, si actuamos como si fuéramos uno solo; si somos capaces de tender la mano a otros, si podemos entender que para ser y vivir felices, nada mejor que dar. APUNTENo es posible que en nuestra ciudad, con la información difundida a través de los medios masivos de comunicación, veamos en calles, parques y lugares de “recreo” a tantas familias y que algunas instituciones tengan que andar “rogándoles” que permanezcan en sus casas.Perder el sustento por falta de clientes, es algo que de alguna manera se podrá solucionar, pero perder la vida –o la de nuestros seres queridos- eso ya no tendrá remedio. Dejemos a los vividores de la política que hagan su show, pero nosotros debemos de cuidarnos.Es tiempo de dejar atrás la simulación y a los simuladores, a los que nos mienten diariamente diciéndonos que ellos traerán el cambio. Pero si no han sido capaces de cambiarse a ellos mismos, ¿cómo podrían hacerlo por los demás?La pandemia no debe ser una obsesión por el dinero y el poder.