Hace un año, esperábamos el 2020 con ilusión y alegría, y conforme los acontecimientos nos han ido envolviendo, empezamos a esperar el mes de diciembre, con sus fiestas, posadas, Navidades, con las mañanitas Guadalupanas y todo ese barullo, que no siempre es muy religioso, pero que como mexicanos somos especiales y muy buenos para inventar.No obstante, el final de este Año, no es tan prometedor ni tan lisonjero. A pesar de que lo esperábamos ya perfecto y feliz.Ahora bien, la Esperanza –con mayúscula- es la que no debe decaer, aunque los tiempos evolucionen y las circunstancias cambien, aunque nosotros tengamos que hacer cambios radicales en nuestra forma de actuar, de pensar y de avanzar, siempre hay una ruta abierta por donde podremos avanzar y salir de un atolladero que por momentos vemos difícil y oscuro.Es cierto que somos muy dados a no tomar las cosas en serio y que, a la ligera, o de pasada, arreglamos todo a nuestro modo y conveniencia.Por tal motivo, es muy bueno pensar en verdaderos cambios de conducta y de razonamientos. Ciertamente no es fácil, pero si queremos saltar el bache es necesario y definitivamente en algunos momentos urgente.Por lo tanto, no sueñes con unas “posadas” o “pre-posadas” al estilo del pasado, ni unas Navidades como las que vivías cuando eras niñ@.Muchas cosas han cambiado, y poco a poco todos fuimos cambiando ya por influencias importadas o por la evolución de los tiempos. Pero ahora nos cayó de sorpresa, y no queda más remedio que afrontar las realidades que se nos han venido encima, y que desde luego, ya se veían venir, aunque no queríamos, o no teníamos tiempos para mirar de frente y darles crédito. Muchos hay que se sienten super héroes y de veras creen que nunca les va a pasar nada, lo malo, el contagio, las enfermedades, los accidentes y las desgracias, son para los otros, por lo tanto, que los otros se cuiden, y yo, como si nada.Eso sucede en todas partes, nada menos aquí, cerca de donde actualmente vivo, las fiestas y reuniones están al día, con música estridente hasta altas horas, los transportes abarrotados, bares y restaurantes tanto de noche como de día.* * *Lo que sí es verdaderamente importante en el presente es avivar la esperanza y cultivarla en el corazón como se cultivan las cosas más preciosas, porque no sabemos en qué momento nos va a hacer verdaderamente falta. Pero una Esperanza seria, grande, bien cimentada desde lo más profundo del corazón que es donde se dan las realidades más auténticas y que alcanzan a llegar al cielo.Desde luego, es necesario sacar desde lo más hondo de nuestro ser, aquello que dejamos un poco en el olvido:Sentido común, que no siempre es tan común, responsabilidad, que requiere empeño, y también una buena dosis de alegría, a pesar de los contratiempos que inevitablemente podríamos encontrar.Bueno es también analizar en qué ciframos nuestras esperanzas, y hacia dónde apunta nuestra gran Esperanza. Si nuestras aspiraciones son limitadas, pequeñitas, eso lograremos; si miramos más alto, Dios nos dará lo grande, la plenitud, a la medida de lo que hayamos pedido y por lo cual nos hemos esforzado.¿Volveré a contarte aquello de los tres deseos? Era una pareja que recibió este regalo: entonces él dijo: “Yo quiero una salchicha”. Ella se enfureció: “Si serás tonto… pues yo quiero “que la salchicha se te pegue a la nariz”. Cuando de pronto se dieron cuenta de que ya nomás les quedaba un deseo por cumplirse… reflexionaron y dialogaron para pedir que al hombre “se le despegara la salchicha de la nariz”.Así nos pasa a veces, dejamos las oportunidades grandes y hermosas, de la Esperanza, para pedir al cielo una insignificancia que se nos esfumará en un momento.Por lo tanto, en nuestra reflexión de hoy, es bueno poner, y valorar lo que verdaderamente nos ayuda para lograr bienes duraderos, y pedir a Dios aquello que en realidad nos puede llevar a ser mejores, y a logran la auténtica felicidad, para nosotros mismos y para quienes dependen o conviven con nosotros.