El rector general de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí, anunció en un texto publicado en redes sociales que finalmente no se va al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum y se queda en la oficina universitaria hasta el último día de su gestión, el próximo 31 de marzo.Al día siguiente, entrará en funciones la primera rectora en la historia de la UdeG, Karla Planter Pérez.Hasta antes del período vacacional de diciembre, se mencionaba que era urgente colocar ya a Villanueva Lomelí en la subsecretaría que –supuestamente– estaba destinada para él en la Secretaría de Educación que encabeza Mario Delgado Carrillo. Y era urgente no porque el rector desocupe su oficina, sino porque todos los colaboradores que lo acompañarían en el gobierno federal tenían que empezar a operar.La sorpresiva permanencia en su cargo y que contraviene todo lo que se estuvo manejando dentro de la misma Universidad en los últimos meses, puede obedecer a las siguientes causas:1. Finalmente, la presidenta Claudia Sheinbaum no cumplió con el acuerdo que se había establecido o el mismo secretario de Educación, Mario Delgado, operó y le cerró la puerta al rector universitario.2. Se descompuso el acuerdo interno en la Universidad de Guadalajara que había garantizado que los diferentes grupos internos quedaran representados en espacios acordados, como fue el caso de la dirección general de la Feria Internacional del Libro para el ex rector José Trinidad Padilla López.Hay algunas cuestiones a considerar sobre estas dos posibilidades o su combinación.Sobre el primer punto, no hay duda de que Ricardo Villanueva cultivó una buena relación con Claudia Sheinbaum Pardo siendo candidata presidencial. El trato era evidente y abierto.Por otra parte, desde dentro de la Universidad se operó para favorecer a Claudia Delgadillo González, candidata a la gubernatura, pero a la postre no dejó que la ayudaran y el resultado ya es conocido.La presidenta dialogó con el rector Villanueva ya instalada en Palacio Nacional. Él mismo admitió estos contactos y comentó que el proyecto de integrarse al gobierno federal era una posibilidad concreta. ¿Qué ocurrió entonces?El secretario de Educación, Mario Delgado, se ha convertido en una sombra de la presidenta Sheinbaum. Aunque su cargo en el gabinete no tenía relación con la visita presidencial a Jalisco el pasado 27 de diciembre de 2024, Delgado intentó pasar desapercibido pero estuvo presente. Mucho antes de que la presidenta llegara junto con el gobernador Pablo Lemus a la reunión de los equipos de gobierno federal y estatal, él arribó al lugar, aunque después ya no apareció durante el recorrido en la Línea 4 del Tren Ligero.Además, ha estado con la presidenta en diferentes giras donde se abordan temas varios, pero no el de la Educación. Su presencia se justifica por la entrega de becas a estudiantes.La realidad es que el secretario de Educación es un operador político y mantiene influencia tanto en el gobierno federal como en Morena. El país ha sido dividido en regiones para el trabajo político electoral con miras a las elecciones de 2027 y 2030, y Mario Delgado es cabeza en Jalisco.En esta ecuación, algo bloqueó el diálogo fluido y los acuerdos que había con la Universidad y especialmente con el liderazgo del rector Ricardo Villanueva.Si el obstáculo es pasajero o permanente, quedará probado después que el 1 de abril, Karla Planter se convierta en la rectora general.
