Martes, 24 de Septiembre 2024

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Vacunas a la mexicana

Por: Pablo Latapí

Vacunas a la mexicana

Vacunas a la mexicana

Furiosa. Llorando rabia, impotente, pero en silencio, Mary Lou se encerró en un baño.

Ahí trató de desahogar su coraje.

Ella es enfermera en una clínica del Seguro Social de la Ciudad de México, y como trabaja en la línea de batalla al coronavirus atendiendo en piso a aquellos que llegan irremediablemente contagiados, hace por lo menos ocho meses que no puede ir a su casa: en ese tiempo no ha podido ver a su hijo, que ya pasó y por mucho su segundo cumpleaños, ni a sus papás, que se han hecho cargo del niño.

Mary Lou, junto con un grupo de 25 enfermeras, habían recibido la noticia que por ser parte de quienes enfrentan día a día a contagiados y agonizantes, estarían en el primer bloque de trabajadores de la salud que recibirían la vacuna.

Un poco de esperanza en un periodo agobiante y terrorífico.

Pero en el último momento algo cambió; cuando ya todo estaba listo para iniciar la vacunación Mary Lou y sus compañeras fueron informadas que tendrían que esperar, que no serían de las primeras, que las vacunas no eran suficientes.

Ya después, como el resto del personal de la clínica, conocieron la razón del cambio de planes: un paquete de por lo menos cuarenta vacunas que iban a ser aplicadas a personal médico y enfermeras fueron “reorientadas” y con toda la discreción del caso, y lejos de ojos indiscretos de celulares o metiches, le fueron aplicadas a directivos de la clínica, familiares y un grupo de “personajes  importantes” de la política de la ciudad.

Nadie lo vio, nadie lo atestiguó, pero todo el personal lo supo.

Cuando ya todo estaba listo para iniciar la vacunación Mary Lou y sus compañeras fueron informadas que tendrían que esperar, que no serían de las primeras

Esa era la rabia de Mary Lou; si la vacuna hubiese sido para algún médico que como ella se han partido el alma para combatir el virus lo hubiera entendido, pero no, fue para alguien que supo usar sus influencias para en un asunto de vida o muerte quedar del otro lado de la raya.

Y este caso es lo que apenas se ha alcanzado a ver del influyentismo de nuestro tiempo; imagine lo que estará pasando con las vacunas tras bambalinas.

Cobra relevancia la sospecha de que hace tiempo que los altos jerarcas del gobierno y sus familias ya se vacunaron en lo oscurito y sin hacer ruido; por eso se les ve tan campantes de arriba a abajo en eventos públicos e incluso vacacionando en playas sin cuidarse de los contagios, y por supuesto sin cubrebocas.

Y no es crítica a la tropa de López Obrador; hay que decir que Peña Nieto hubiera hecho lo mismo con sus cercanos y sus gaviotas, y Felipe Calderón Igual. Ese el estilo de la clase política mexicana: simular para sacar ventaja para los suyos a costa del deterioro de la población.

Es nuestra historia, y parece que así seguirá.

Citando al clásico del Gatopardo: “Muchas cosas han cambiado, para que no cambiara nada”.

platapi.en.i@hotmail.com

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