En los años setenta, el extraordinario economista austriaco de la Escuela de Chicago, Friedrich Hayek, premio Nobel de Economía en 1974, afirmaba que ni los particulares ni el Estado debían de tener monopolios porque finalmente la falta de competencia haría que manejaran de manera deficiente esos cotos de exclusividad. Sin competencia no habría eficiencia y el austriaco se refería incluso al monopolio estatal en la emisión de dinero.A principios del siglo 20 comenzó una tendencia, una moda en los países acerca de la creación de bancos centrales que permitieran al Estado ser el único emisor (monopolio) de moneda nacional en los países. Antes de esas épocas los bancos privados podían emitir su propia moneda y la credibilidad de la misma recaía en la solidez financiera del banco emisor. Así pues, si el banco en cuestión era considerado sólido entonces su moneda tendría mejor aceptación por la ciudadanía. Estos bancos comerciales emitían moneda porque estaba respaldada por activos financieros que le permitían, dado el caso, poder satisfacer el pago de la moneda en circulación.En 1913 se crea la FED, el Banco de la Reserva Federal en los Estados Unidos y por enmienda constitucional es la única institución autorizada para emitir moneda en ese país. En 1925 se constituye Banco de México, el banco central del Estado mexicano, también con la exclusividad en la emisión de moneda. Estos bancos centrales se crean con la norma internacional de que el dinero que emitan deberá de estar respaldado en oro o en plata; un billete es la promesa del banco central de cada país de poderlo cambiar en cualquier momento por el equivalente en metales. Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se crean los grandes organismos multilaterales, se llega a la convención de que los bancos centrales podían tener sus reservas también en divisas ya que los precios de los metales preciosos a raíz de las dos guerras mundiales se habían vuelto tremendamente especulativos y dejaron de tener valor como reserva internacional. Después de esos convenios la promesa implícita de cualquier país que emita moneda propia es cambiar esta en cualquier momento por su equivalente en divisas internacionales. Los bancos centrales llevan pues partidas contables específicas, pues de cada unidad de moneda que emiten deben compensarlo con su respectiva reserva internacional que debe de estar líquida, disponible y sin riesgos de crédito. De ahí la importancia del saldo de reservas internacionales de nuestro Banco de México, pues este dato da pistas sólidas para asegurar o no la libre convertibilidad de monedas en nuestro país.En 2008 surgen las criptomonedas buscando operar y crear sus propias divisas en todo el mundo sin la intervención de los bancos centrales ni comerciales, sin regla alguna más que la oferta y la demanda y sin evidencia de la partida contable en que pueda estar compensado el valor de dichas monedas. Hay que reconocer que el encriptado de las transacciones, el blockchain, tiene tecnología de seguridad, eficiencia de muy alto nivel, pero ello no aminora las probables pérdidas de mercado.Hoy el uso de las criptomonedas es ilegal en México y en la mayoría de los países del mundo.Quienes invierten en estos instrumentos están desprotegidos por la autoridad financiera, el riesgo es muy alto.La variedad de opciones es realmente sorprendente: desde el conocido Bitcoin al Ethereum, Dogecoin, Polkadot y cientos de opciones más. Todas tienen su muy particular forma de operar y todas tienen mercado.Ahora, El Salvador anuncia que el bitcoin será moneda de curso legal en ese país centroamericano (como ya lo es el dólar que es la moneda oficial) y nos llena de dudas y de temores al respecto ya que al estar fundamentado precisamente en esa operación descentralizada de bancos centrales y comerciales puede ser un paraíso para el lavado de dinero, y estando ubicado en una posición estratégica territorial (entre Estados Unidos y Sudamérica) se puede convertir en un poderosísimo centro financiero internacional con todo el rechazo de las grandes economías mundiales. El reto será mayúsculo, los controles deberán ser muy estrictos sin que pierda sus flexibilidad y seguridad el instrumento. Además, cuando el precio del bitcoin sea alcista, en el país habrá abundancia, pero cuando no sea así la pobreza florecerá en serio. De nuevo resaltar el riesgo de la volatilidad desmedida en las monedas oficialesLa especulación y el “trading” deslumbran; se pierden y se ganan millones de dólares al día, hay una evidente burbuja y todas, absolutamente todas estas terminan de manera dramática para unos (por lo general los nuevos, los últimos en subirse al carrusel) y de manera victoriosa para otros. Los riesgos son altísimos, tengamos prudencia, no puede ser tan fácil ganar dinero en un instrumento cuyo valor teórico no existe.Las criptomonedas no son una opción seria de inversión; se parece mucho más a un juego de azar con todos los riesgos y ventajas para las partes que ello implica.