Lunes, 25 de Noviembre 2024

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Saber agradecer

Por: Guillermo Dellamary

Saber agradecer

Saber agradecer

Es fácil dar las gracias, sin en verdad sentirlo. En cambio, agradecer es de todo corazón.

Desde que despertamos y estamos vivos, respirando y rodeados de seres y objetos maravillosos, es motivo suficiente para iniciar con una actitud de agradecimiento, por todo lo que poseemos. 

Saberle dar gracias a los esfuerzo que los demás hacen por ti, es una de las más elevadas señales de una buena educación, en cambio, creer que te mereces ser tratado bien, por quien te crees que eres y no agradecerlo, es de pésima educación. 

Hay esposos que no le agradecen a su esposas el esfuerzo que ella hace y viceversa, como si el matrimonio se transformara en una especie de cajón de obligaciones sin que se tenga el ánimo de agradecer el trabajo que el otro realiza por los dos. 

El error de creer que es su obligación, ha dejado de promover la dulzura y el encanto de saber ser agradecidos con quien hace un esfuerzo por ti, todos los días. 

Sobre todo en momentos difíciles, se hace muy evidente quién si hace más esfuerzo por ayudarte y quién, de plano, se cruza de brazos y no mueve ni un dedo. Por ello mismo, es elemental agradecer esas muestras de interés, atención, dedicación y afecto con una impecable reciprocidad. 

Existen patrones que omiten un reconocimiento agradecido al esfuerzo de los empleados, con el simplista argumento de que no se agradece lo que es su deber realizar y para eso se les paga.

Hay quienes llegan al descaro, de en vez de agradecer el regalo de la vida a sus padres, se atreven a decirles que ellos no lo pidieron. 

Amén de que hay muchas maneras de ser desagradecido, insolente, displicente y déspotas con los demás. También existe la virtuosa cortesía de saber decir, con gracia y estilo, un oportuno ¡gracias! 

Es cuestión de empezar a cultivar, éste buen hábito, eligiendo al ser más cercano que hace algo bueno por ti y no le has dicho gracias. Pero que el gracias salga del corazón y no nomás de una fórmula fría de cortesía. 

A la hora de decir gracias, cuenta la actitud y la manera de decirlo, así que hay que cuidar el tono y los gestos, lo importante es ligarlos al afecto y si hay confianza y cercanía, agregarle caricias de reconocimiento a su esmero.

Finalmente, las personas más agradecidas cosecharan más de lo que han sembrado. La vida es muy agradecida con los agradecidos.

dellamary@gmail.com

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