Una de las más importantes metas de la vida intelectual es buscar y alcanzar la verdad. Tener conocimiento de lo que es cierto frente a lo que es falso, es algo implícito a nuestra conciencia. Por principio sabemos que no somos seres perfectos, porque nos equivocamos mucho, pero tenemos la ventaja de darnos cuenta, si así lo deseamos, y poder corregir nuestros errores. Para eso es necesario saber distinguir entre lo que es verdadero, correcto y acertado de aquello que no lo es. Al menos confieso que este es mi deseo de año nuevo, que los mexicanos seamos más atentos en saber reconocer un discurso político verdadero de uno falso, el saber identificar una verdadera democracia de una falsa, el poder identificar a los verdaderos políticos de los ególatras protagonistas. El reconocer a los funcionarios honestos y que se empeñan por servir a la comunidad de los llanos y simples burócratas que no hacen más que hacernos perder el tiempo con su ineficiencia. En el pasado 2019 nos hemos empeñado en estudiar la filosofía educativa de E. Morin, en la relevancia que tiene subrayar la importancia que tiene el esfuerzo sostenido por una educación a fondo, por crear una auténtica revolución educativa que modifique el estilo de vida que hasta ahora hemos construido. En verdad que deseamos más conciencia de la fraternidad que vivimos al ser habitantes de este planeta, que estamos descuidando y dejando de apreciar. De que a pesar de existir tantas escuelas y programas educativos, los corruptos también pasaron por las aulas de clases de una Universidad y parece que la cultura y la formación no modificaron en nada su codicia y falta de moral pública. La sabiduría que perseguimos no se reduce a frases inteligentes de grandes pensadores, sino a la riqueza conceptual de un pensamiento enriquecido por la cultura, por las ciencias, por las artes y, en fin, por todo aquello que eleva nuestro espíritu a un mayor nivel de virtud y nos aleja de los vicios, en especial del empeño por recurrir a la violencia y a la destrucción para lograr los objetivos personales y satisfacer los caprichos. La curiosa referencia y relación de que es el año del 2020, es decir que nos van a caer muchos veintes. Como en sus tiempos fueron los teléfonos públicos que funcionaban con una moneda de veinte centavos, y no entraba la llamada, hasta que no caía el veinte. De ésta manera, la conciencia colectiva del mexicano tendrá en este inicio 365 días para que le caiga el veinte de muchas más cosas de las que hasta ahora nos habían caído.Por ello decimos que es una oportunidad de que incremente nuestra capacidad de reconocer lo verdadero de lo falso, y que la ingenuidad político social del mexicano no sea una presa fácil ni de la mercadotecnia política, ni de los manipuladores, los demagogos y los engañadores profesionales. Es hora de despertar y de no seguir a los líderes de pacotilla, ni a los mercaderes de la oratoria. Sino a seguir la verdadera conciencia social, que nos conduzca a una mayor justicia, a combatir la ignorancia, la crueldad, la miseria, el hambre, el despliegue del racismo y la discriminación. Y en fin, todas las aversiones humanas que denigran nuestra dignidad. Deseamos más lectores de información culta, inteligente y bien fundada. Queremos mexicanos que piensen y no más borregos que salgan a marchas y mitotes sin saber qué es realmente lo que requiere nuestro país para progresar. Urgen más conversaciones con sentido y de fondo y menos superficialidad y frivolidad. En fin, queremos que el velo de la mentira se rasgue y aflore el aroma de la belleza de la bendita verdad, en todos sus maravillosos aspectos. Empecemos por decir menos mentiras y aferrarnos a decir la verdad, cueste lo que cueste. Feliz año.