Viernes, 22 de Noviembre 2024

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Polvos de La Mancha XX

Por: Carlos Enrigue

Polvos de La Mancha XX

Polvos de La Mancha XX

“De todo eso me huelgo yo mucho -dijo la duquesa-. Id hermano Panza, y decid a vuestro señor que él sea el bien llegado y el bienvenido a mis estados y que ninguna cosa me pudiera venir que más contento me diera”.

Lo agradable de la respuesta hizo que el escudero fuera con su amo y le expresara, con su personal estilo, lo que tan cortésmente le había comunicado la señora cuyas manos fue a besar; en tanto que ella ya había llamado a su marido -quien también había leído y gustado de la obra- y decidieron seguirle su humor y tratarlo como caballero andante, habiendo entendido por el libro el disparatado humor de don Quijote y tratarlo con el ceremonial, como se narraba en los libros de caballería de los que ellos eran aficionados.

“En esto llegó don Quijote, alzada la visera, y dando muestras de apearse, acudió Sancho a tenerle el estribo; pero fue tan desgraciado, que al apearse del rucio se le asió un pie en una soga del albarda, de tal modo, que no fue posible desenredarle, antes quedó colgado dél, con la boca y los pechos en el suelo. Don Quijote, que no tenía en costumbre apearse sin que le tuviesen el estribo, pensando que ya Sancho había llegado a tenérsele, descargó de golpe el cuerpo y llevóse tras sí la silla de Rocinante, que debía de estar mal cinchado, y la silla y él vinieron al suelo, no sin vergüenza suya, y de muchas maldiciones que entre dientes echó al desdichado de Sancho, que aún todavía tenía el pie en la corma”.

El duque ordenó lo levantaran y el caballero que, como pudo, fue a hincarse ante los duques, lo que éste, bajándose de su caballo no permitió y se dirigió a abrazar a don Quijote, diciéndole: “A mí me pesa señor Caballero de la Triste Figura que la primera que vuestra merced ha hecho en mi tierra haya sido tan mala como se ha visto”.

Culparon ambos a Sancho del descuido, lo cual no obstó para que el caballero manifestara: “siempre estaré al servicio vuestro y al de mi señora la duquesa, digna consorte vuestra y digna señora de la hermosura y universal princesa de la cortesía”.

El duque elogia a Dulcinea y Sancho, ya desembarazado de las sogas que lo habían accidentado, dijo: “ No se puede negar, sino afirmar que es muy hermosa mi señora Dulcinea del Toboso, pero donde menos se piensa se levanta la liebre”, lo que hace que el caballero, dirigiéndose a la dama, expresara: “ Vuestra grandeza imagine que no tuvo caballero andante en el mundo escudero más hablador ni más gracioso que el que yo tengo; y él me sacará verdadero, si algunos días quisiere vuestra gran celsitud servirse de mí”.

De ahí recibe el caballero la invitación al castillo de los duques, quienes prometen acogerlo con las atenciones con que reciben a los caballeros andantes que a él llegan.

@enrigue_zuloaga

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