La semana pasada se dieron a conocer los resultados 2019 del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos de la OCDE (PISA, por sus siglas en inglés); se trata de una encuesta trienal de alumnos de 15 años que evalúa conocimientos y habilidades esenciales.PISA se enfoca en lectura, matemáticas y ciencias, pero también en un área poco analizada: el bienestar de los estudiantes en las escuelas.Resulta realmente revelador que la única variable en la que los alumnos mexicanos están muy por arriba del promedio de la OCDE (y no por debajo), de todo lo que PISA mide, es su satisfacción con la vida escolar. Mientras que en la OCDE el promedio es 67%, en México 83% de los alumnos dice estar satisfecho, y alrededor de 96% reportó que siempre o generalmente se siente feliz.En cambio, mientras que el promedio de la OCDE es que 63% de los alumnos está en desacuerdo con la frase “Tu inteligencia es algo sobre ti que no puedes cambiar”, en México sólo 45% de los alumnos se manifiesta en desacuerdo con este enunciado. Es decir, más de la mitad de los jóvenes se siente (se reconocen) incapaces de incrementar su capacidad intelectual. PISA a esto le llama que carecen de una mentalidad de crecimiento.Tan sólo estos dos datos cualitativos, la satisfacción con su vida escolar y su resignación a no poder incrementar inteligencia, tienen lecturas que deben ser estudiadas a fondo por las autoridades escolares del país. ¿Los alumnos están satisfechos porque la escuela les exige poco? ¿Viven felices por la falta de rigor en el aula? ¿Sienten que no pueden mejorar su capacidad intelectual por que no son motivados por sus maestros? Ni qué decir de los resultados cuantitativos en lectura, matemáticas y ciencias, en los que estamos casi 100 puntos por debajo del promedio de la OCDE y con una tendencia a la baja desde 2009. Es decir, nuestros jóvenes viven conformes y felices en la escuela con un mediocre desempeño académico. ¡Alarmante!