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Nueva ley de movilidad: esa película ya la vi

Por: Jonathan Lomelí

Nueva ley de movilidad: esa película ya la vi

Nueva ley de movilidad: esa película ya la vi

Julio de 2013. Aristóteles Sandoval iniciaba su Gobierno tras una elección cerrada con Enrique Alfaro que le pisó los talones. El priista apostó, entre otros temas, por transformar el modelo de transporte público con una nueva Ley de Movilidad. 

El 20 de julio de 2013, el Congreso local con mayoría priista aprobó la nueva Ley de Movilidad. En aquella ocasión también votó a favor la primera bancada emecista integrada por Clemente Castañeda, Verónica Delgadillo, Fabiola Loya y Salvador Zamora (sólo tres panistas votaron en contra). 

Los diputados de entonces presumieron que para dictaminar esa ley realizaron siete foros, integraron la visión de más de 40 iniciativas y posturas de todas las bancadas y recogieron “18 mil puntos de vista” de los involucrados. Con esto, prometieron, terminarían dos décadas de rezago en movilidad por culpa del panismo. 

Aquella ley perseguía cuatro objetivos. Modernizar el transporte público con el modelo ruta empresa. Crear el programa Salvando Vidas con las “toritas”. Impulsar la movilidad sustentable con mayor seguridad vial, endurecer multas y priorizar a peatones, ciclistas y discapacitados. 

También se definió una nueva política tarifaria a partir de una tarifa técnica y una tarifa social que debían equilibrarse (lo que cuesta el camión y lo que puede pagar el usuario). Facultaba, además, al gobernador para modificar la tarifa “por causa de interés público, interés social o con motivo de calamidades públicas”.

A nueve años, ¿qué logramos y qué quedó en promesa? Lo resumiré así: avanzamos menos de lo que aseguran los políticos, pero más en comparación a donde estábamos hace una década. 

El operativo Salvando Vidas es lo más rescatable. También inició un proceso de renovación del transporte público, vistoso en la forma e insuficiente en el fondo, pero nadie regatea el avance.  

Sin embargo, hay dos factores que se repiten en esta ocasión y que me hacen dudar de que algo será distinto con la nueva Ley de Movilidad.  

Uno. Aristóteles Sandoval fracasó en su intento (no quiso o no pudo) por despolitizar la tarifa del transporte público. El ex gobernador le dejó una bomba de tiempo a Enrique Alfaro como el mandatario actual lo hará con el siguiente al aplicar la indexación a partir del segundo semestre de 2024. 

Dos. Nuestra cultura vial empeoró. La incapacidad de la autoridad para hacer cumplir la ley con una Policía Vial ausente, el desdén por la norma entre los ciudadanos y el aumento desmedido de autos y motos nos sumergió en una crisis de movilidad. Nada como la violación a las normas de tránsito reflejan el ADN de una sociedad crispada y agobiada por problemas de toda índole que se reflejan en la incivilidad para conducir.   

No habrá una campaña para difundir la nueva ley. Ni gastarán un peso en hacernos comprender por qué es importante porque ese dinero estará en el bolsillo de los transportistas mientras funcionarios, diputados y políticos del partido en el poder se concentran en la elección de 2024. 

Por eso cuando los diputados presumen esta nueva ley como un logro, apenas un logro de papel, sólo repiten la historia de hace nueve años. 

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