Lunes, 02 de Diciembre 2024

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No somos iguales

Por: Jonathan Lomelí

No somos iguales

No somos iguales

Advertencia: esta no es una columna a favor ni en contra del Presidente o Carlos Loret de Mola, sino un intento por introducir al debate otro tema de fondo, más allá de petardos mediáticos.

Pregunto primero: ¿en qué son parecidos Ramón López Beltrán y Carlos Loret de Mola? En que su nivel de vida e ingreso está muy por encima del mexicano promedio. Algunos lo llamarían riqueza.

José Ramón López Beltrán, hijo del Presidente, es un mexicano afortunado. La posibilidad de que en este país alguien como él, surgido de una modesta clase media, escale a lo más alto de la pirámide social es mínima. Sobre Loret de Mola, nadie dudará que es uno de los periodistas mejor retribuidos del país, que por años vivió cerca de la élite política y económica.

Hasta ahora, el reportaje de Latinus sobre López Beltrán insinúa/ presume/infiere/apunta a que su riqueza es producto de actos de corrupción. Pero no lo demuestra. La resistencia de AMLO a investigar y responder con descalificaciones a Loret de Mola refuerza esta hipótesis. Nada más.

Por su parte, el Presidente insinúa/presume/infiere/apunta que la investigación de Loret de Mola es producto de una campaña política orquestada por quienes ven afectados sus intereses con su gobierno. Pero no lo demuestra.

Un tema de fondo aquí, como anticipé, es la riqueza. Pero no cualquier riqueza, sino la riqueza mal distribuida y acumulada en unos cuantos. En una palabra, la desigualdad, esa que llevó a millones de mexicanos a votar por AMLO. Por eso, en una dimensión ética y política, que el hijo del presidente sea un repentino millonario más del país hiere el corazón del discurso transformador del Presidente.

Sólo 2 de cada 10 mexicanos que nacen en condición de marginación superarán la pobreza. Y de estos, muchos menos llegarán a lo más alto de la pirámide social. Y no es por flojos, argumento insostenible cuando vemos a nuestros paisanos en el Norte que rompen récord cada mes con el envío de remesas.

El Laboratorio de Desigualdad (Inequality Lab) promovido por Piketty en wid.world revela que en México, el 1% más acaudalado posee el 46.9% de la riqueza nacional. Por eso no todos somos Loret de Mola ni Ramón López Beltrán porque para serlo, necesitamos pertenecer a esa minoría del 1%.

Ninguno ha demostrado, aunque cada bando lo insinúa, que Loret de Mola es un mercenario y que el hijo del Presidente es un corrupto. Si enfocamos de otra forma el asunto, con una visión más amplia, surge otro problema de fondo: la desigual repartición de la riqueza en México.

Loret y el hijo del Presidente encarnan ese dilema. No se trata de satanizar la riqueza, sólo de distribuirla mejor. Cuidar del vecino, dice el economista Joseph Stiglitz, no sólo es bueno para el alma, sino también para los negocios. Es decir, el bien común es una condición necesaria para alcanzar el propio bienestar. Este, creo, es sólo otro gran tema que subyace a esta novela por entregas entre el Presidente y un periodista.

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