Domingo, 13 de Octubre 2024

LO ÚLTIMO DE Ideas

Ideas |

No es lo mismo estar en la cancha que jugar

Por: Salvador Camarena

No es lo mismo estar en la cancha que jugar

No es lo mismo estar en la cancha que jugar

Hace muchos ayeres, en los años noventa, los Leones Negros estaban en primera división y el periodista David Dorantes fue a cubrir un entrenamiento del equipo de la Universidad de Guadalajara. 

Al regresar a la redacción del extinto Siglo 21, y con el humor que le caracteriza, Dorantes contó que le había gustado la respuesta que le había dado un jugador de la UdeG. 

Al cuestionarlo sobre si jugaría el fin de semana, el futbolista repuso que iba a alinear, pero que de ahí a jugar era muy distinto. Algo de eso le está sucediendo a Xóchitl Gálvez, quien a la mala está aprendiendo la diferencia entre estar en la cancha y jugar.

Sigamos con las analogías deportivas: días atrás la senadora recurrió al beisbol para decir que tenía a AMLO contra la pared, pero creo que lo que ayuda a entender lo que vemos es más bien el tenis. 

Desde que López Obrador, de manera abusiva e indebida, divulgó información sobre la empresa de la hidalguense, ésta no ha parado de contestar las muchas bolas que le caen en su cancha: hasta hoy las devuelve, sin duda, pero no coloca ninguna. Las responde, pero no cambia el juego. 

En la partida que presenciamos desde el viernes, es el Presidente quien a su antojo, y con la ayuda de sus bots humanos y cibernéticos, decide para dónde corre Xóchitl, si a la red o al fondo, si a un extremo o a otro. 

Entrona y decidida, va por todas las bolas. Contesta desde una estación de radio y desde la otra. Pone un tuit y uno más. Hasta de buena cara se le ve en su esfuerzo para devolver el tiro cruzado que una y otra vez le acomodan lejos. ¿Cuánto durará esta batalla desigual, donde AMLO apenas si bolea? 

Xóchitl está en la cancha, pero hoy por hoy no está en el juego. Están jugando con ella. Y claro que eso puede darle visibilidad, o granjearle simpatías de quien vea lo desproporcionado del choque entre un calloso sobreviviente de guerras sucias y una aspirante que apenas incursiona en un grand slam.

Aunque el Presidente deje de hablar del tema por prohibición del INE, la empresa de Xóchitl es un slogan que Morena y sus operadores mantendrán vivo por muchos días o semanas. 

En lo jurídico, claro que Gálvez debe establecer la ausencia de conflicto de interés de sus contratos con instancias oficiales. Eso puede ser largo, tortuoso y debatible: es decir, en Morena golpearán con que ser contratista de entidades públicas y políticas es delito. Y la tendrán ocupada con esos saques.

Independientemente de lo anterior, es en el plano político donde le urge romperle el saque al tabasqueño. 

Limitarse a explicar que años ha no lleva las riendas de su empresa, que no se vale divulgar información fiscal, que al poner direcciones la pone en riesgo a ella y su familia, que no es millonaria porque los equipos son costosos y ella sólo los instala, etcétera, es apenas devolver la bola por encima de la red para, con resuello, medio acomodarse antes de que llegue el siguiente revés.

Alguien decía, no recuerdo en dónde, que México siempre apoya a David frente a Goliat, y que por ello Xóchitl estaba destinada a salir avante en la desproporcionada batalla que libra. 

Salvo que el contendiente del gigantón debe tener la astucia y la capacidad de emplear sus recursos adecuadamente. De imponer el juego. Porque como bien le dijeron a Dorantes, no es lo mismo estar en la cancha que jugar. 

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones