En plena época de austeridad y crisis económica, las autoridades de los tres ámbitos de Gobierno -federal, estatal y municipal- se encuentran distraídas con la grave pandemia que nos aqueja y parecen no estar interesadas en supervisar las obras públicas que se realizan en el Estado de Jalisco y particularmente en su Zona Metropolitana de Guadalajara, área en que se concentran las obras públicas más importantes tanto en cuantía, como por el servicio que habrán de brindar en cuanto estén terminadas, cualquiera que sea la fecha en que lo logren.Por lo pronto, los ciudadanos nos quedamos pasmados a diario al darnos cuenta que un día sí y otro también, vemos como cuadrillas de personal taladran los pavimentos que habían sido recientemente instalados, con máquinas de diferente calibre en otras tantas calles y rumbos de la metrópoli.Ejemplos que saltan a la vista son los del Paseo Alcalde, que en el entorno de la glorieta de la Normal no parecen tener una planeación al respecto, pues conforme pasan los días, semanas y hasta meses -y lo que falta- lo único en que avanzan es en estrangular cada vez más la mencionada glorieta, complicando las vialidades que ahí confluyen y en el que por cierto involucran a centros universitarios que son concurridos por miles de jóvenes, docentes y administrativos.Otro botón de muestra son las inundaciones que ahora se presentan en el tramo de la avenida Manuel Ávila Camacho, de Mar Egeo a Patria, y que antes de que colocaran las horrendas jardineras de “protección para los ciclistas” no provocaban tales encharcamientos, mismas que son rebozadas por la gran cantidad de agua que se acumula a la más mínima llovizna.Y solo estamos mencionando ejemplos en zonas relativamente céntricas, pero si se dieran una vuelta por las zonas de la periferia de la ciudad hacia “las ciudades perdidas”, ahí la problemática es otra, pero de mayores dimensiones y afectación para las personas que menos tienen. Durante la gestión de Jorge Aristóteles Sandoval como presidente municipal de Guadalajara se implementaron contralores sociales en la mayoría de las obras públicas que se realizaron con el dinero del erario público, particularmente las referentes a los miles de metros cuadrados de pavimentación hidráulica de que se dotó a la capital del estado. En su relevo continuó Ramiro Hernández, quien no solamente igualó, sino que supero los metros cuadrados implementados con pavimento hidráulico, que bajo la vigilancia de las mencionadas contralorías sociales, los beneficiados pudieron supervisar que los dineros públicos se aplicaran de la mejor manera posible, sin embargo, hoy pareciera que nadie hace nada al respecto.APUNTEVaya usted a saber si es cuestión de negocios, descuido o “simple incapacidad para gobernar”.Y por parte de las constructoras beneficiadas, se requiere una mayor concientización al respecto.