Miguel Ángel y el Río Santiago

Ayer se cumplieron 17 años de la muerte del niño Miguel Ángel López Rocha. De miles, la víctima más visible del ecocidio en el Río Santiago, al morir luego de caer en sus aguas contaminadas.

La conmemoración trágica por este menor, que se convirtió en todo un símbolo en la lucha de los moradores de las comunidades que viven aledañas a la ruta de este cuerpo de agua infestado de metales pesados, ocurre dos días después de que la titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Alicia Bárcena, visitó Jalisco, y entre otras cosas, prometió siete mil millones de pesos para sanear el Río Santiago.

Para los activistas ambientales y habitantes de las comunidades de El Salto y Juanacatlán, que viven a las orillas de este río considerado no sólo el más contaminado de México sino de América Latina, y que ayer recordaron a Miguel Ángel, muy poco significó el anuncio de la funcionaria federal.

Su escepticismo está fincado en la evidencia. Gobiernos van y gobiernos vienen, y sus promesas de limpiar el Santiago quedan sólo en el discurso. Ellos siguen viviendo y respirando una atmósfera pestilente, donde pululan los mosquitos atraídos por las descargas domésticas, pero sobre todo industriales, que los enferman hasta la muerte, según lo han documentado múltiples y prolongadas investigaciones científicas.

Ellos son los primeros en desmentir el slogan de la última campaña propagandística con la que cerró el sexenio anterior que encabezó Enrique Alfaro, y se denominó “el Santiago revive”, donde se presumen acciones de saneamiento que los vecinos nomás no notan.

Habrá que recordar que fueron muchas las expectativas que despertó la pasada administración, cuando en su primer día de Gobierno, el 6 de diciembre de 2018, Alfaro se apersonó a la orilla del Río Santiago y prometió una inversión récord de 12 mil millones de pesos para su saneamiento. Ex funcionarios ambientales del sexenio anterior reconocen que sólo se alcanzó a ejercer poco más de ocho mil millones de pesos, y que era imposible hacer la tarea completa en sólo seis años.

Ya dirán las nuevas autoridades ambientales hasta que grado se avanzó y si de verdad se sentaron las bases para avanzar y acercar el objetivo de rescatar un río de vida que está convertido en un río de muerte, como dijo un científico extranjero que vino a estudiar y ver de cerca el ecocidio del Santiago.

Lo que habrá que decir también es que, en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la Semarnat nunca cumplió con la aplicación de recursos para hacer su parte en la obligación que también tiene para detener este desastre ecológico.

Por eso, aunque los 500 millones de pesos que Bárcena anunció para este 2025 para el Santiago suenan a nada, habrá que ver si sumados con los que destine el Gobierno estatal este y los próximos cinco años, se logran acciones para empezar a ver por fin una mejora en la calidad de agua del Santiago y en la calidad de vida de los que viven en su entorno.

jbarrera4r@gmail.com

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