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México y Estados Unidos: entre la influencia y la búsqueda de soberanía

México y Estados Unidos: entre la influencia y la búsqueda de soberanía
La relación entre México y Estados Unidos es una de las más complejas e intensas del continente americano. Marcada por conflictos, interdependencia y una lucha constante por la autonomía, esta dinámica ha definido no sólo la política exterior de ambos países, sino también la identidad nacional mexicana. Desde el Siglo XIX, la sombra de la Doctrina Monroe -que declaró a América como esfera de influencia exclusiva de Washington- ha proyectado desafíos y tensiones que persisten hasta hoy.
La independencia de México en 1821 no garantizó su estabilidad frente al expansionismo estadounidense. La Guerra México-Estados Unidos (1846-1848) culminó con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, donde México perdió más de la mitad de su territorio. Este evento no sólo reconfiguró el mapa, sino que simbolizó la asimetría de poder entre ambas naciones. Durante el siglo XX, intervenciones como el apoyo a golpes de Estado o la presión para proteger inversiones estadounidenses (como durante la Revolución Mexicana) reforzaron la percepción de un vecino intervencionista.
Lejos de limitarse a la fuerza militar, Estados Unidos ejerció un poder más sutil. En el Porfiriato (1876-1911) promovió inversiones en ferrocarriles y petróleo, tejiendo una red de dependencia económica. En décadas recientes, tratados como el TLCAN (1994) moldearon la economía mexicana bajo parámetros neoliberales, priorizando intereses comerciales estadounidenses. Además, la injerencia en asuntos internos -como el respaldo a candidatos afines o la presión en políticas de seguridad- revela una diplomacia “discreta” y “blanda” pero efectiva.
La proximidad geográfica y el poderío estadounidense han generado una paradoja en la psique colectiva mexicana. Por un lado, sectores políticos y económicos ven en Estados Unidos un socio indispensable, adoptando políticas alineadas a sus demandas. Por otro, movimientos nacionalistas -desde el cardenismo hasta el reciente gobierno de López Obrador- han buscado reafirmar la soberanía, cuestionando tratados o rechazando intervenciones en temas como el narcotráfico. Esta tensión refleja un equilibrio frágil entre el pragmatismo y el orgullo nacional.
Hoy, México y Estados Unidos son socios comerciales clave, con un intercambio que supera los 600 mil millones de dólares anuales. Sin embargo, la migración, el flujo de armas hacia cárteles y disputas laborales bajo el T-MEC (2020) evidencian fricciones. Aunque México ha diversificado su política exterior, su economía sigue atada al gigante del Norte.
La influencia estadounidense en México es innegable, pero no absoluta. La historia mexicana está plagada de ejemplos de resistencia, desde la defensa de su petróleo en 1938 hasta las renegociaciones del T-MEC. En un mundo multipolar, México enfrenta el reto de navegar entre la cooperación necesaria y la defensa de nuestra soberanía.
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