Margarita Zavala no me representaba (al menos eso pensé). Ella dijo hasta el cansancio que su función en la campaña era hablar por las mujeres, pero no supo retomar los temas que nos preocupan a muchas. Nos dejó esperando una declaración fuerte que abriera la discusión, pero cada una de sus oportunidades se desperdició en retórica barata y titubeos que nos hacían dejar de poner atención. No terminó de desligarse de su marido y sus propuestas no alcanzaban el componente taquillero necesario para ser recordadas. Su salida del PAN nos hizo pensar que tal vez lograría contar esa historia del candidato sin partido que consigue vencer al sistema. Hoy sabemos que esto no ocurrió.Pero justo el día que anunció que se retiraba de esta contienda pude sentirme identificada por primera vez. Es cierto lo que dijo: “a las mujeres todo nos cuesta más”. No importa si somos mamás, arquitectas, estudiantes, empresarias, o candidatas a la presidencia, el fenómeno se repite. Culturalmente hay lugares que nos corresponden y lugares que no. El poder es uno de los sitios que no nos corresponde. Eso es el famoso techo de cristal, el “hasta aquí te toca llegar” sin que importen tus méritos o el tamaño de tu vocación.Estamos en pleno 2018. Cada vez hablamos de más victorias femeninas alrededor del mundo y de las repercusiones de vivir en una sociedad profundamente machista. Aun así, la única candidata de la campaña ya no está y hay muchos votantes que lo aprueban no tanto por ser una decisión estratégica, como por confirmar un prejuicio. Que seguirá siendo “la-mujer-de” un Presidente y que tendrá que cargar con los errores de una administración que no encabezó. Que la señalan por tener mala dicción, aun cuando retirarse a tiempo es uno de los actos más valientes que hemos visto en la política en los últimos tiempos. Y que como a muchas mujeres la descartaron por su imagen personal, sin siquiera escuchar sus propuestas de un gobierno descartado desde el principio. Esto no ocurre con los otros candidatos. Su experiencia no se invalida de la misma manera porque la política es un trabajo de hombres y “ellos sí tienen mano firme”.“Voy a defenderte”, dijo Zavala. Pero no pudo llegar hasta el final. Después de su entrevista en Tercer Grado —definitivamente la mejor de su campaña— quedó claro su interés por el servicio público. Entonces la pregunta que queda sobre la mesa es: ¿qué porcentaje de esto fue resultado de una Margarita a la que faltó reclamar su sitio y qué tanto es culpa de un sistema en el que las condiciones no son parejas? Este es un cuestionamiento muy necesario que persiste aún después de la jornada del 1 de julio.