Lunes, 25 de Noviembre 2024

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¡Maldito covid!

Por: Vania de Dios

¡Maldito covid!

¡Maldito covid!

Hace dos semanas que no abrazo a mi hijo. ¡Maldito covid! Ni siquiera puedo darle un beso antes de dormir… Mientras escribo lo escucho afuera de la habitación donde estoy aislada diciéndome: “mamá, te extraño”. Aunque la infección sigue presente en mi cuerpo, por fortuna creo que los peores días ya los pasé.

Cuando ya tienes Covid-19, lo primero que te dicen es que estés tranquila, que trates de descansar y dejes que el cuerpo haga lo suyo para curarse. ¡Yo misma llegué a decirle eso a más de alguna amiga cuando supe que estaba enferma! ¡Qué palabras tan frías y vacías me parecen hoy! ¡Es imposible estar tranquila! Comenzando porque ni siquiera sabes si contagiaste a alguien más de tu familia, a tu marido, a tu hijo, a tu mamá… no sabes qué sigue, cómo va reaccionar tu cuerpo ni la fuerza que tenga para ganarle a la enfermedad.

En México la Covid-19 ha dejado huérfanos a, por lo menos, 141 mil niños, niñas y adolescentes. Son infantes que durante la pandemia perdieron a uno de sus padres o abuelos; que se quedaron solos porque quienes los cuidaban murieron tras contagiarse y cuyo futuro no puede ser más incierto, en un país donde la atención de la niñez aún está lejos de ser una de las prioridades.

Mientras gran parte de los esfuerzos se han centrado en la prevención y atención de los contagios, ya comenzaron a realizarse diagnósticos de los tremendos impactos secundarios que ha traído la enfermedad no sólo en las personas contagiadas sino también a sus familias, en su entorno.

De acuerdo con un estudio publicado por la revista médica “The Lancet” (2021), los países con mayor orfandad por el coronavirus son México, Brasil, India, Estados Unidos, Perú y Sudáfrica. Para tener este pronóstico, donde participaron universidades y diversos organismos mundiales, se utilizaron los métodos que hace años se desarrollaron y validaron para estimar la cantidad de niños que habrían quedado huérfanos a causa del VIH en todo el mundo.

Las secuelas de la pandemia en la economía, en la salud mental y en la vida de cada familia apenas están por verse. Se sabe que es una enfermedad que no llega sola, viene acompañada de depresión y otros trastornos neurológicos y psiquiátricos, pero también de soledad y abandono. 

De los 141 mil menores mexicanos que se estima se quedaron en orfandad hasta abril de este año, 33 mil perdieron a su mamá y 97 mil a su papá, 9 mil más a sus abuelos. Son infantes que hasta hoy aún pareciera que son invisibles, de los que seguramente no existen registro ni mucho menos seguimiento, que son más propensos a sufrir no sólo pobreza sino problemas de salud mental, violencia física, emocional y sexual.

Cuando te contagias de covid y te duelen las articulaciones y cada músculo, sientes que vas a morir, que tu cuerpo no va a resistir. Todo es dolor, escalofríos y tristeza. ¡Maldito coronavirus! La enfermedad no te da tiempo de pensar en otra cosa que aliviarte y en los tuyos, en estar con ellos y poder volverlos a abrazar.

Hoy ahí la llevo. Gracias a quienes han estado pendientes, que me han incluido en sus oraciones y me han consentido con antojitos (aunque la comida no me sabe). Creo que lo peor ya pasó y pronto podré abrir la puerta para abrazar nuevamente a mi esposo y mi hijo. Un abrazo que, en medio de este maldito covid, siempre parece la mejor medicina.

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