Miércoles, 18 de Diciembre 2024

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Los modos no se crean ni se transforman, sólo cambia el sexenio

Por: Augusto Chacón

Los modos no se crean ni se transforman, sólo cambia el sexenio

Los modos no se crean ni se transforman, sólo cambia el sexenio

Las universidades “Benito Juárez”, cien o doscientas, da igual, cinco años después ya deben tener egresados. ¿Qué es de esos “muchachos”, de esas “muchachas” que hoy gozan de la satisfacción de un título universitario? Sembrando Vidas, miles de hectáreas para el aprovechamiento de huertos con árboles frutales, no sólo en México, en Centroamérica, luego de un lustro, el programa debe estar en producción plena. ¿El mercado resiente la inundación de sus productos?

La ciencia y tecnología con rostro humano de 2018 para acá ya tendría que haber publicado “papers” en revistas internacionales que refuten a Newton, Einstein, Curie y a Julieta Fierro, junto con su ciencia con facha y corazón inhumano. ¿Alguien ha leído alguno? ¿Se conoce alguna aplicación tecnológica consecuencia de la humanidad injerta en la ciencia gracias a la cuarta transformación que a estas alturas ya tendríamos que estimar universal? De los jóvenes convocados a construir el futuro montados en una ocurrencia presidencial. ¿Ya se puede describir el porvenir que edificaron? ¿Suelta algún aroma, su horizonte está a la vista? Urge saber porque esos jóvenes están por dejar de serlo, no vaya a ser que el pasado que cesó en 2018 los absorba y el futuro quede trunco o envejecido prematuramente.

El neoliberalismo que murió hace cinco años, ¿está en el infierno pagando sus ingentes culpas? ¿Es posible que se haya disfrazado y siga con su labor de zapa? No hemos tenido noticia de que los que se beneficiaron de él hayan rendido su fortuna a los intereses del renacido pueblo. Por cierto, ¿ya no aparecen mexicanos en la lista de los más ricos del mundo? Entonces, eso de que de acuerdo con indicadores neoliberales la economía mexicana luce rampante debe ser un espejismo, como la realidad que delinean otros de los indicadores de los que prohijó el diabólico neoliberalismo: la pobreza, la desigualdad, los migrantes perseguidos, la inflación que royó los incrementos al salario mínimo, la gran deuda que se contratará para gasto de la burocracia… mera ilusión, ya que por decreto presidencial el neoliberalismo es fiambre pestilente.

Y la corrupción, ¿qué ha sido de ella? Según versiones oficiales fue ignominiosamente deportada; aunque corren versiones con la especie de que el que ella se fuera no bastó para que las corruptas y los corruptos se esfumaran, sólo que su práctica ya no se llama corrupción, está aún por adquirir su denominación de origen; es decir, no disponemos de un vocablo adecuado, el expatriado por Andrés Manuel López Obrador se invoca únicamente para definir las maldades que se hacían antes de él. El que hemos de estrenar debe casar con las siguientes acepciones: acción y efecto del quehacer de los funcionarios y servidores públicos -mujeres y hombres- que se sirven ilegalmente del erario y de la información, se valen asimismo de ser influyentes y por ello les es dado desestimar las leyes (el término debe referir asimismo a los criminales que antes de 2018 denominábamos “narcos” y que hoy, merced a la prodigiosa transformación, son gente a la que nadie había notado su cualidad de seres humanos merecedores de reivindicación, hoy, cuando el Poder Ejecutivo federal necesita que se porten bien, responden, eso afirma el Poder Ejecutivo federal). El vocablo buscado también debe contener la acción y el efecto de los afanes de las personas cuyas quincenas salen de los contribuyentes y que de la ética hacen un juego de mesa para entretenerse en los salones de Palacio Nacional. La palabra que hemos de dar a luz tendrá que remitir también a la acción y a los efectos de las andanzas de una multitud atravesada por una marca común: el fíat inapelable que según su regalada gana les extiende el presidente de la República, con el mecanismo de la legisladora regalada gana presidencial.

Con el sexenio casi de salida, ¿tenemos instituciones cuya eficacia se refleje en la buena calidad de vida de los ciudadanos? ¿Garantizan la democracia electoral, el respeto a los derechos humanos, el acceso a la información y la protección de los datos personales? ¿La división de Poderes, los pesos y contrapesos son concreción del sueño republicano? ¿Los militares y marinos volvieron al cuartel y a sus naves? ¿La seguridad ciudadana es fundamento del desarrollo social y personal? 

Por la refinería Dos Bocas, el Tren Maya y el Transoceánico, ni preguntar… o mejor sí: ¿Son obras realizadas como nunca se habían hecho en el país? En tiempo, en el costo estipulado y bien medido su impacto social, cultural, medioambiental y económico.

De cuáles parámetros valernos para hacer un balance. Como sin notarlo, o sí, se nos ha impuesto uno: el aprecio que las encuestas revelan que la gente le tiene al presidente; de éste se desprenden no evaluaciones sino reacciones: si algo de bueno se le nota a la Cuarta Transformación una porción de la opinión pública lo niega con ira, y a la inversa: cuando se hace la lista de yerros la contraparte es agresiva. Este “juego” es la verdadera transformación: convertir la política en un espectáculo de preferencias por personas que nos caen bien o mal, en tanto que las realidades que creamos y nos contienen se desarrollan a su aire sin que apenas hayan mutado las condiciones de la gente (ricos y pobres), de las mujeres, de los pueblos originarios, del reparto de la riqueza, de la inseguridad, de la degradación del medio ambiente, de la corrupción.

Tan no transformador ha sido este gobierno, en el sentido que se propuso el lopezobradorismo, que basta recurrir a unas líneas del libro de texto gratuito Mi libro de tercer año. Historia y Civismo, de 1968, p. 9, para romper su ensueño: “Y comprendemos que toda esta vida de nuestro México moderno sólo es posible porque en su conjunto social resplandecen como soles la libertad, la paz y el trabajo. Nuestro Presidente, el señor licenciado don Gustavo Díaz Ordaz, y todos nuestros gobernantes quieren que nos instruyamos”.

agustino20@gmail.com

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