Al amanecer del día 2 de julio es muy probable que sobre la mesa de los más altos responsables de la política del país se encuentren documentos respecto a los temas urgentes de la agenda internacional:1.- La relación con Estados Unidos que se convierte en tema fundamental para las nuevas autoridades electas. Con las negociaciones del TLCAN en punto de suspenso; con una guerra comercial de aranceles en marcha; con un endurecimiento profundo de la política migratoria que afecta a los mexicanos y centroamericanos; enfrentando presiones para que nuestro país contenga de cualquier forma la llegada de migrantes a la frontera Norte; con la promesa electoral de Trump en pie de construir un muro en la línea fronteriza y hacer que se pague por él; con crecientes problemas de seguridad provocados por el tráfico de armas, drogas y personas entre los dos países; el panorama es complejo, como en pocas ocasiones en la historia reciente y, por ende, requiere de una respuesta institucional coordinada entre las autoridades en funciones y las electas para mantener una posición sólida. Mención aparte merecen los asuntos de cooperación en materia de seguridad y lucha contra el terrorismo, los más sensibles para nuestros vecinos.2.- Las relaciones de México con Europa, China, Japón y América Latina tienen oportunidad potencial de fortalecimiento a la luz de la necesidad de diversificar el comercio, las inversiones y los flujos de personas. Para ello es fundamental reunir en ese propósito a los intereses de México en el mundo para fortalecer la presencia y mejorar la imagen que se ha deteriorado recientemente por los problemas de seguridad interna.3.- Las relaciones con las organizaciones financieras internacionales se convierten en esenciales para mantener la estabilidad en el periodo de transición que culmina el 1 de diciembre. Las señales cuentan desde el primer momento y otra vez, la coordinación resulta esencial para evitar cualquier desatino que produzca desconfianza en los inversionistas que pueda producir una venta de activos y bonos mexicanos.En una potencial reunión entre el Presidente en funciones y el electo es fácil imaginar que estos temas serán fundamentales. La agenda internacional es y será cada vez más parte de la política interna por sus repercusiones inmediatas. Los ecos del resultado de la elección se escucharán dentro y fuera de México en los mercados financieros y en el sector diplomático desde la noche de hoy.Aunque Donald Trump ha sido hasta ahora respetuoso del proceso electoral no puede descartarse que una vez terminada la elección se manifieste de cualquier forma ejerciendo presiones o reaccionando al resultado. Lo normal sería tomar contacto con las autoridades mexicanas para saludar el proceso y el resultado, pero no se puede descartar cualquier otra reacción dado lo impredecible de su actuar. En este sentido vale la pena reflexionar respecto de lo importante que resulta para el ganador de la elección esta suerte de reconocimiento de parte de la Casa Blanca y, por ende, lo apetitoso que puede resultar el encarecer el gesto de parte de Trump. Así que en Los Pinos y en el cuarto de estrategia del triunfador debe haber un espacio especial para el manejo de las repercusiones internacionales de la jornada electoral. En pocas ocasiones en la historia ha sido tan delicado el manejo diplomático de un proceso electoral en México. La coordinación institucional será una muestra de inteligencia y solidez.