Todos los informes, de todos los presidentes, tienen algo en común: sólo hablan de aquello que les interesa que sepamos, nunca de lo que realmente nos importa. Al convertir la obligación constitucional de informar en un acto protocolario y en el día del presidente, los ciudadanos y nuestros representantes en el Congreso de la Unión perdimos toda posibilidad de exigir, pasamos a simples observadores de un acto propagandístico. El bombardeo de spots previo al Informe nos prepara ya para lo que será una hora u hora y media de autocomplacencias. Así, hay muchos temas de los que no vamos a oír hablar hoy en el Informe, pero vale la pena recordar al menos tres, aunque sea para no olvidar.Primero: Los abusos de poder y violaciones de derechos humanos de las fuerzas armadas en su disfraz de Guardia Nacional. El desmantelamiento institucional de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos fue, de facto, una licencia para que los militares en su papel de policía civil pudieran actuar sin cortapisas. En un video publicado la semana pasada en El Universal vimos a un convoy militar enfrentar con evidente exceso de fuerza (dos veces una voz de los propios militares pidió alto el fuego, pero nadie le hizo caso) y cometer un ajusticiamiento extrajudicial (“está vivo”, se escucha una voz; “mátalo”, responde el responsable) sin consecuencia alguna. Lo esperable era una reacción proporcional al horror de parte de la CNDH y el presidente, pero ninguno de los dos se dio por aludido. Lo que vamos a oír es que vamos bien, pero en materia de Derechos Humanos retrocedimos 30 años.Segundo: Los problemas de salud que se esconden detrás de la pandemia. Hoy seguramente escucharemos que hemos superado la epidemia, que ya vencimos al virus, que la estrategia fue la correcta. De lo que el presidente no va a hablar es de la cantidad de mexicanas y mexicanos que han muerto de otras cosas, muchas de ellas por falta de atención médica, sea por el desajuste operativo generado por la desaparición del Seguro Popular y la deficiente implementación del Insabi, sea por falta de medicamentos provocado por un esquema de compras que antepuso el combate a la corrupción por encima de los derechos de los mexicanos. Ese dato, de cuántos muertos más hay este año con respecto al anterior y de qué murieron, no lo escucharemos por supuesto en el Informe.Tercero: Todo el proyecto transformador del presidente de la República se basa en cerrar la brecha de desigualdad a través de programas sociales con entrega directa de recursos a los más necesitados. La falta de transparencia y de reglas de operación hace imposible que se haga una evaluación seria y por lo tanto que sepamos realmente cómo, a quién y qué efectos tiene el uso de esos recursos. Sabemos, por ejemplo, que hay problemas graves en la operación de Jóvenes Construyendo el Futuro, que cada día son menos los jóvenes beneficiados en este programa, pero no hemos escuchado ni escucharemos nada al respecto.Deberíamos hoy escuchar el estado que guarda la administración pública federal. No lo vamos a escuchar, como no vamos a escuchar todo lo que se guarda el presidente. Eso tampoco ha cambiado.diego.petersen@informador.com.mx