Recordarás aquel sorteo de la lotería, porque aunque tú no tienes la costumbre de comprar billetes de lotería, ya que sueles justificar que no los compras afirmando que ese es el impuesto de los pendejos, pero este sorteo fue singular porque en lugar de dinero, en este sorteo los premios eran fincas que el gobierno, con o sin razón, se carranceó y que pertenecían a presuntos criminales, de hecho era una forma que el gobierno tenía de deshacerse de esos bienes porque hasta donde se sospechaba, porque hay que reconocer que el gobierno, como es usual, trató de ocultar o si quieres no fue generoso al explicar cómo demonios se quedó con ellos y muchos supusimos que habían sido propiedad de personas englobadas dentro del concepto de pertenecientes al crimen organizado, pero ocultando en particular señalar nombres específicos y menos distinguir el destino que había tenido el sujeto al que se expropió y menos si había cumplido su pena, si había muerto o qué carajos había pasado con él o con ellos, si eran varios.Por mi parte, yo he vivido esperando toda mi vida intentando pegarle al gordo y tal vez sea la única forma que tendría de abandonar el perpetuo estado de jodidez en que he vivido, pero si bien siempre he tenido la ilusión, jamás he obtenido un premio, es más, en mi larga vida nunca he logrado ver el número que yo traigo en la lista de premios, ni siquiera con un premio pequeño, por tanto solo tengo la ilusión, que esa no se ha rajado, sigo con ella y mientras pueda comprar, lo que hice en esta ocasión en que no había series sino números que se sacarían o no alguno de los premios, en fin es un gasto que ya tengo fijo y según la ley de probabilidades cada vez estoy más cerca de sacármela.Hubiera preferido dinero en efectivo como premio pero no me preguntaron y los premios eran bienes inmuebles con valores diferentes, aunque de sobra sabía que cuando se rifan bienes, los valores que les fijan jamás han sido reales en ningún sorteo en la historia, pero, de sacártelo, algo te darían por él, aunque también tendía que reconocer que los antiguos poseedores, quienes hayan sido, por lo general no son personas que luzcan por su buen gusto, pero como quiera que sea algo valen o algo esperamos que valgan.Pues pasó la rifa y contra todo pronostico y toda esperanza le pegué a uno de los premios y obtuve uno, que según eso tenía de premio una granja en una ciudad cercana y que según los organizadores valía un par de millones, lo que me superalegró y decidí ir a ver a quién le ensartaba mi premio en lo que me diera, ya que sabemos que dadas, aunque puñaladas; me dio trabajo dar con la granja y ya estaba viéndome con algo de lana en la buchaca.Sin nadie que me entregara nada, recorrí los linderos bajo la mirada de un señor chaparrito que me parecía supervisar y cuando llegué a donde estaba, muy sonriente me dijo: “me mandó el señor a recordarle que esta propiedad es de él”.Y qué quiere, yo soy muy obediente con los mandatos del Señor.@enrigue_zuloaga