La reunión sostenida el pasado lunes entre el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro; el rector de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva; y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, había sido gratamente esperada, esperando cambios, principalmente para los intereses de ambas figuras jaliscienses.Adán Augusto López, de primera vista, no tendría algo que ganar del encuentro, pero su presencia sirvió de réferi para el Gobernador y el rector, quien desde hace año y medio sostenían un conflicto con tintes políticos por el retiro de presupuesto a la casa de estudios, realizado por el gobernador de Jalisco a manera de venganza porque la UdeG no había acatado indicaciones de volver presencialmente a las aulas aún en pandemia.Adán Augusto sirvió como mediador del diálogo, porque, en primer lugar, el Gobernador de Jalisco al hablar con el rector, debía moderar sus emociones, cosa que hemos visto en muchas ocasiones, le es complicado llevar a cabo. Ante el funcionario federal debía quedar como una figura dispuesta a la negociación y abierto a la coordinación.Al Gobernador de Jalisco le quedaba además, ser una figura de escucha, sin sobresaltos, debido a que Adán Augusto López es la figura que representa al Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y a la Federación, quienes tienen aún prometidos recursos para la Línea 4 del Tren Ligero y para el desarrollo de la red acuífera que traerá más agua a la Metrópoli, mismos que aún están pendientes. Dar cara de molestia o de negarse a todo, le hubiera hecho quedar mal parado, y Enrique, más allá de los videos y discursos locales, nunca se ha mostrado combativo o de mal genio ante las figuras federales, pues pareciera, sabe con quién.Pese a que muchas y muchos criticaron que la reunión entre estas figuras se llevara a acabo a solo 20 días de la muerte de Raúl Padilla López, ex rector de la casa de estudios, visto como enemigo tanto por Andrés Manuel como por Enrique Alfaro, Villanueva Lomelí también tenía para ganar doble.Por un lado, la presencia de Adán Augusto como mediador no oficial le permitiría exponer sus puntos de cara al gobernador sin esperar a que este enfureciera como de costumbre, escuchando y abriéndose a negociar para no quedar mal con la visita. Aunque quizá tuvo que negociar el papel de la política universitaria, y posiblemente algún papel personal de cara a las elecciones de 2024 (pese a que lo negó ayer martes), lo cierto es que abrirse a esta reunión aun a pocos días de la partida de Raúl era fundamental, ya que lo que siempre ha pedido Villanueva Lomelí son "unos minutos con el Presidente para demostrarle que la UdeG es mucho más de lo que él piensa", y esta podría ser la puerta para conseguirlo. ¿Por qué no? Hasta podríamos tener a Andrés Manuel en la próxima edición de la FIL antes de que se despida de su cargo.Lo anterior además le permitiría al rector tener la posibilidad de reclamar más recursos conforme avance el diálogo, pues, ha insistido, no se le ha dado un aumento conforme la inflación, mientras que desde lo local se sigue aumentando la matrícula.Y aunque lo cierto es que no sabremos, por ahora, exactamente qué ocurrió detrás de las puertas de Manuel Acuña 2624, lo que se avizora, sin duda y por el momento, serán cambios de modo de hacer las cosas, siendo el retiro de las protestas por parte de la UdeG en las puertas de Casa Jalisco el primero de ellos.La pregunta del millón es ¿el contrapeso que significaba para el gobernador de Jalisco la casa de Estudios habrá desaparecido? La respuesta debería preocupar, pues Alfaro Ramírez tiene a casi todas las esferas de su lado y la relevancia de que el contrapeso exista es precisamente la prevalencia de un Estado plural y democrático.