El ejercicio del poder cambia las perspectivas. Nadie sale el mismo después de seis años de estar en contacto con la silla presidencial. No sé si mejoran o empeoran, ahora sí que hay casos y hay opiniones, pero una cosa es absolutamente cierta: a los ex presidentes sus partidos no solo no les importan, en la mayoría de los casos terminan estorbándoles.A Salinas le estorbaba tanto el PRI, que hacia el final de su sexenio quiso refundarlo y hacer el Partido Solidaridad. Evidentemente no pudo. A Zedillo el PRI le importaba poco antes de llegar a la presidencia y muy poco al salir de ésta. La derrota en el 2000 la construyó el PRI, pero Zedillo no solo no metió las manos por su partido, sino que los paró en seco cuando quisieron “operar” (sinónimo eufemístico de manipular) la elección. Vicente Fox quedó tan resentido con el PAN que seis años después se la jugó con Peña Nieto. Pero ninguno, ni siquiera Salinas, ha operado tanto en una elección como Felipe Calderón y, paradójicamente, todo contra el partido que fundó su padre y que él dirigió: El PAN. El ex presidente se ha convertido en la mano que mece la cuna en la elección de 2018.No voy a caer en el argumento machista de decir que Calderón manipula a Margarita Zavala. Políticamente Zavala no necesita, como se dice en los ranchos, bules para nadar. Lo que nunca pudo hacer Margarita, y esa es la crítica que hay que hacerle no como mujer sino como personaje público, fue construir un discurso y una visión propia, y terminó rodeada por el mismo equipo del ex presidente y jugando el juego que conviene al ex presidente y su equipo. Desde que, en contra de la dirigencia del PAN, los senadores calderonistas pactaron con el PRI la presidencia de la Cámara Alta todas las decisiones de Zavala y Calderón han tenido una única dirección: apoyar el candidato del PRI en lo que ellos han convertido en la madre de todas sus batallas: la lucha contra López Obrador.Margarita estará o no en la boleta electoral en función de los intereses del candidato del PRI, José Antonio Meade, que no solo es el candidato de Peña Nieto sino también de Felipe Calderón (hay más emoción por la candidatura entre los calderonistas que en el mismo PRI). Rafael Moreno Valle podría aparecer como candidato del PANAL, el partido de la maestra Elba Esther Gordillo, la misma con la que Calderón pactó para derrotar a López Obrador en 2006, con el único objetivo de debilitar al candidato del Frente.Seguramente Calderón, la mano que mece la elección, cree que le está haciendo un favor a México porque los ex presidentes creen saber qué le conviene más al país. Y hay una parte de razón en tanto tienen información privilegiada, pero suelen confundir información con conocimiento y el interés nacional con los intereses que los rodean. Es parte de la enfermedad del poder.