Decía el gobernador Enrique Alfaro en su mensaje en redes sociales del martes pasado, con su habitual estilo retador y condenatorio a la crítica y al ejercicio periodístico, que con el decreto que anunció y que convertía a El Bajío en Zona de Recuperación Ambiental, terminaba y se ponía fin a la historia de la infamia que significó la construcción de Las Villas Panamericanas que se inició hace casi una década.Por las reacciones vistas y escuchadas ayer, me temo que no será así y que a este asunto le quedan muchos episodios por escribirse.Desde luego que es plausible y se reconoce, que como lo dijo en su videomensaje, él no le esté sacando la vuelta ni ignorando al elefante, que ahora sí literalmente tenemos en la sala, y que, además de ser, también literal, de color blanco, le dejaron otros (supongo que se refería a Emilio González Márquez y colaboradores, en cuyo sexenio se cometieron las violaciones y afectaciones legales, ambientales y patrimoniales que implicaron Las Villas, y a quienes por cierto nunca mencionó por su nombre en su enérgico discurso, pese a las denuncias penales que por este caso siguen en la Contraloría estatal desde el sexenio pasado. Aquí la pregunta es si el punto final que anhela el gobernador, significa mandar al archivo de la Fiscalía esas querellas).El punto es que la propuesta de solución que, como dijo, empezó a diseñar desde el 8 de febrero pasado, no salva la principal demanda y preocupación social que es la de impedir que Las Villas tengan un uso habitacional, justo por la fragilidad ambiental de la zona de El Bajío, y los riesgos que esto representa para el Bosque La Primavera y la recarga de los mantos freáticos para el acuífero de Atemajac. Eso es justo lo que hace frágil la salida que expuso el martes Alfaro.Entre los varios argumentos que seguramente se debatirán en las próximas semanas, destaca por ejemplo el que se refiere a la habitabilidad de Las Villas. Los documentos oficiales mostrados por el gobernador, del 2009 y 2011 del Ayuntamiento de Zapopan, autorizan habitabilidad H1, eso significa que deben ser de baja densidad habitacional, mientras que poblar la totalidad de las Villas Panamericanas implicaría al menos una densidad alta H4, para la que no habría autorización. Pero eso no es todo, ayer el propio alcalde de Zapopan, Pablo Lemus aseguró que aunque celebra el decreto, él no dará licencia para que los departamentos de Las Villas tengan vocación de vivienda.Otro de los puntos que seguro irá a debate es el tema judicial. Mientras el gobernador aseguró el martes que los juicios están concluidos y no hay impedimento legal para la venta del complejo panamericano, los autores de esos litigios, agrupados en el Parlamento de Colonias, salieron a decir ayer que la lucha legal sigue en proceso. Por cierto, a los denunciantes, Salvador Cosío y Alejandro Cárdenas, los abogados de grupo Corey ayer los acusaron de extorsión.Mientras eso se dirime, podríamos seguir pensando en otras alternativas que salven lo fundamental (piensen en algo más, antes de la demolición), y que puedan ser algo más que “buenas intenciones” como llamó Alfaro a las propuestas ajenas a su gobierno.