Trata a su marido con una ternura y cuidado, tal y como lo haría una madre con sus hijos.Lo ve como uno más de sus crías. Siente que hay que desbordarse en sentimientos y caricias por él, muchas veces hasta llegar a tener una atención desmedida, con tal de satisfacer sus necesidades.Desde que busca el perfil de un hombre para casarse, se siente atraída por los que tienen rasgos infantiles y conductas de puberto. Y así lo elige y le gusta. Aunque a veces se queje de eso precisamente, en el fondo es lo que necesita para desarrollar su sentido de protección.Se sienten atraídas por hombres débiles, enfermizos y con cierto índice de alcoholismo, porque su sentido filantrópico altruista las guía a realizarse atendiendo a alguien frágil que la requiera y necesite.La vida diaria transcurre en estar al pendiente de las necesidades de su esposo, lo mira con admiración y deseo de cumplir sus caprichos, por ello es abnegada y sumisa, al mismo tiempo que se empeña en mantener el papel de una heroína que rescata al hombre débil y necesitado que ella ve, para así poderse realizar como mujer madre.Siente la necesidad de sacrificarse por el amor maternal que vive por su hombre y además le está siempre agradecida, porque le ha dado lo más maravilloso que tiene. A sus hijos y a una familia, por la cual vivir.La esposa maternal se comporta en forma íntegra y equilibrada frente a la familia, pero con las amigas y personas de confianza, sí se queja y se pone como víctima de ellos. De tal esfera de que vive, buena parte de su vida, con ésta dualidad entre la mujer abnegada y sumisa, pero infeliz. Pero plenamente realizada como madre que la hace inmensamente plena.