Lastimosamente, la campaña que culminará este domingo 2 de junio con la celebración de las elecciones generales en nuestro país, ha sido ya calificada como la más cruenta y violenta de la historia reciente de México. No se tiene registro de un proceso en el que se hayan contabilizado tal cantidad de homicidios de precandidatos, candidatos, dirigentes y familiares de aspirantes a algún cargo de elección popular, sin contar agresiones directas, secuestros y amenazas, entre otros hechos violentos.En lo que va del proceso electoral en marcha en México, se ha registrado el asesinato de al menos 35 candidatos o aspirantes a puestos de elección popular, aunque algunos contabilizan más de 40 y las autoridades federales sólo 22.Pero sin duda, el homicidio que marcará esta elección bañada en sangre es el ocurrido el miércoles pasado, el cual quedó registrado en una videograbación. Me refiero al asesinato de José Alfredo Cabrera Barrientos, candidato de la coalición “Fuerza y Corazón por México”, conformada por PRI-PAN-PRD, a la alcaldía de Coyuca de Benítez, Guerrero.En el video, que fue difundido ampliamente en redes sociales y dio la vuelta al mundo, se observa cuando Cabrera Barrientos se encuentra abajo del templete saludando a sus simpatizantes, y en el momento que da la espalda a sus seguidores para continuar su recorrido, aparece la mano de su asesino portando una pistola que le apunta a la nuca y enseguida se escuchan un par de detonaciones, luego otras más, y el caos.Entre las agresiones más recientes se encuentra la ocurrida el martes 28 de mayo en el interior de la plaza 12 de octubre de Cuautla Morelos, cuando el candidato suplente a presidente municipal de ese lugar por la coalición PAN-PRI-PRD, Ricardo Arizmendi Reynoso, fue asesinado.Ese mismo día, el candidato de Morena a la alcaldía de Encarnación de Díaz, Jalisco, Gilberto Palomar, fue agredido a balazos en su casa de campaña, ubicada en Barrio San Pablo.Por otra parte, el lunes 27 de mayo, integrantes del equipo de campaña del candidato de Movimiento Ciudadano a la presidencia municipal de Jiménez, Tamaulipas, Pedro Salazar Rodríguez, fueron atacados a balazos. En los hechos resultaron lesionados cinco colaboradoras del candidato.En tanto, la madrugada del sábado 25 de mayo pasado, se reportó el intento de secuestro del candidato de Morena a la presidencia municipal de Huautla de Jiménez, Oaxaca, Bernardino Martínez García.Lamentablemente, de esta funesta estadística también forma parte mi amigo Francisco Sánchez Gaeta, joven regidor con licencia en Puerto Vallarta y candidato a síndico municipal del Partido Verde Ecologista (PVEM), quien fue hallado muerto el sábado 27 de abril.Así transcurrió la campaña que mañana llega a su fin.De acuerdo con el recuento que lleva la consultora Integralia, sobre este tipo de actos, las entidades con más aspirantes o candidatos asesinados son Chiapas, Guerrero y Michoacán.Las estadísticas de Integralia indican que al 26 de mayo se habían registrado 316 agresiones a diversos actores políticos que derivaron en 749 víctimas (incluidos 231 asesinatos), entre las que se contabilizan asesinatos, atentados con armas de fuego, amenazas, secuestros, desapariciones y otras formas de violencia de alto impacto en contra de funcionarios o ex funcionarios, políticos o ex políticos, aspirantes, familiares de dichos actores y víctimas colaterales.Esa cifra de víctimas representa un incremento de 150.5% si se compara con las 299 registradas durante el proceso electoral 2020-2021. En el proceso 2017-2018 fueron 24.Las estadísticas señalan que, si se considera el tipo de agresión, la mayoría fueron amenazas (181), seguido por atentados (54) y asesinato (35), aunque hay otras 47 de diferente tipo.Del total de víctimas de ese tipo de ataques, 239 fueron del ámbito municipal, 31 del federal, 25 estatal y 24 no se identifica.“Es muy difícil saber realmente los números”, dice Roberto Roldán, politólogo especializado en violencia política del Colegio de México.Las razones de la opacidad son múltiples: hay víctimas que no denuncian por miedo a represalias, muchos actos violentos ocurren antes de que se defina el candidato y la mayoría de ellos se dan en regiones rurales, relativamente aisladas, sin repercusión nacional.Cientos de candidatos han pedido protección en estos meses de campaña, pero hay otro puñado que, por desconfianza, rechazan la seguridad oficial, la cual cambia de un lugar a otro y está sujeta a lógicas locales de poder. El especialista indicó que aunque se ha dado en atribuir las amenazas y violencia generalizada a los grupos armados que quieren cooptar a los políticos, esa es solo una mitad de los casos.“La otra mitad es por razones políticas. Es decir, dentro de los partidos las campañas se juegan a balazos. No es que un partido quiera borrar al otro, sino que la definición misma de los candidatos usa la violencia como filtro.Y por eso es algo muy estructural, porque tiene que ver con la manera como se resuelven ahora los conflictos en México”, enfatizó.“Más de dos tercios de los 32 casos que analizamos en 2021 usaban una técnica criminal típica del sicariato: la ejecución precisa, sin amenazas previas.Entonces el método puede ser del crimen, pero las intenciones vienen de la política”, acotó.Para Armando Vargas, consultor de integralia, hay varios factores que contribuyen al aumento de la violencia política en diversas regiones del país, destacando la presencia de mercados ilícitos no convencionales, como la extorsión y el tráfico de migrantes. Además, señaló que el programa de protección a candidatos del Gobierno federal ha fracasado, ya que no considera adecuadamente las dinámicas de control territorial por parte del crimen organizado.Los expertos opinan que en cada región es distinto. El perfil típico de la víctima es que es un opositor al alcalde en un municipio muy rural. La mayoría son gente que compite por cargos municipales: alcalde, regidor o síndico.Sin embargo, este año ha aumentado la cantidad de muertes de candidatos a diputados federales, de orden nacional.Y otra cosa común, sobre todo en candidatos de proyección nacional, es que el acto violento muchas veces no es contra ellos, sino contra su círculo cercano, sea éste político, empresarial o familiar.Para aumentar la sensación de terror, no solo los candidatos sino también sus familiares fueron objetivo de los ataques: al menos 14 de esos familiares fueron asesinados en los últimos meses. Como resultado, muchos abandonaron las contiendas.Algunos partidos políticos se retiraron de ciertas localidades al no poder encontrar personas dispuestas a postularse. En vez de contactar a los votantes en público, algunas campañas locales se trasladaron en gran medida a internet.Afortunadamente, las campañas están por finalizar, y ojalá los homicidios relacionados con el tema electoral también.opinión.salcosga@hotmail.com